Esa noche fue una de esas noches en la que duermes bien pero
a la vez mal. Había soñado con mi padre, había soñado en que me acercaba a él y
lo abrazaba, con todas mis fuerzas. Cómo si tuviera miedo a que se escapara de
mis brazos, a que me dejara. Y es que se había ido, ya no iba a volver. No era
la primera vez que tenía ese sueño, lo jodido de todo esto es que te gustaría
no despertar, seguir en el sueño para toda la vida.
Desperté por el sonido de mi móvil vibrando, me estaba
llamando. No le cogí, ni me molesté en mirar si era él o no. De todas las veces
que llamó lo ignoré, tenía como pánico a verlo. No sé el por qué, pero no me
sentía preparada.
Volví a sentar la cabeza en la almohada e intenté dormir de
nuevo. Mi corazón me decía a mi misma que no pasaba nada, que tenía que olvidar
y perdonar, pero mi cabeza estaba confusa y no sabía qué hacer.
Escuché el sonido de mi puerta abrirse.
- ¿Por qué no contestas a Rubén? –era Laura. - ¿Estás bien?
–se acercó a mi cama.
- Solo estoy cansada, nada más.
- Ya. –dijo sabiendo que era mentira. -¿Qué pasa?
- No estoy segura
- ¿De qué?
- De si podré olvidar.
- ¿El qué?
- Lo que hizo.
- Nena. –se sentó en el borde. –Hazme caso, claro que
podrás.
- ¿Cómo estás tan segura?
- Por qué tal vez esas cosas sean difíciles de olvidar, pero
al fin y al cabo ¿Qué es difícil de superar en esta vida?
Me quedé callada.
- Vale, si suspendes un examen de Mates es fácil de superar,
demasiado. –soltamos una risa a la vez. – Me refiero a que debes plantar cara,
y si ves que eres incapaz pues… déjalo.
Después de pensarlo un rato soplé. – Vale…
- Venga pues levanta el culo y llama a Rubius que se ha
puesto muy pesao.
Me levanté y después de lavarme la cara de zombie lo llamé.
- Demasiado dormilona eres tu eh muyaya.
- ¿Qué pasa? ¿Ha muerto alguien o qué?
- No no, solo para decirte que no desayunes.
-¿Por qué? – reí.
- Sal fuera.
- A ver señor, aclárate.
- Hazme caso.
- Está bien sargento. –me dirigí a la puerta y la abrí,
sorpresa.
- Muy buenas. –dijo haciendo una mueca.
- ¿No sabes llamar a la puerta para que te abra?
- Sí que sé. –sacó la lengua.
- Buenas mañanas. –dijo Laura acercándose a Rubén.-
- Buenas buenas. –dijo Rubén abrazándola. Les hice una
miradita.
- ¿Os dejo a solas y tal? ´
- En otro momento, ahora vístete que nos vamos –dijo él.
- ¿Dónde?
- A Narnia. Ehé.
- Que gracioso. –alcé una ceja y me dirigí a mi habitación y
me vestí rápidamente, al salir Rubius se levantó del sofá donde se encontraba
sentado junto a Laura y vino hacía mi.
- Venga.
- A pasarlo bien. –dijo Laura acomodada en el sofá.
Abrir en una nueva ventana: In case you didn't know
Salimos a la calle y empezamos a andar, la nieve seguía
todavía bañando la ciudad, Rubén se tiró encima.
Empecé a reír.
- ¿Vamos a desayunar algo? -dijo levantándose.
- Si por favor. –me quejé.
- Venga, yo invito.
- Ou ou, un momento. –me paré en seco.
- Un momeeeeeeeeento. –repitió.
- ¿Tu quién eres? –dije, empezó a reír. – Va enserio, Laura
te ha cambiado eh.
- Ya claro, a mi no me cambia ni dios –chasqueó los dedos. -
¿Y qué hay de Tamara y Cheeto? Ahí hay tema nena. –solté una risa.
Lo seguí hasta una cafetería, me invitó a un té y unas
tostadas. Luego fuimos a dar una vuelta por la plaza y estuvimos viendo la
decoración.
- ¡Mira el árbol! –dijo como un niño pequeño acercándose a
mí.
- Precioso. –reí.
Pasé casi la mayoría del día con él, haciendo el subnormal, al
menos me hizo reír y no pensar todo el rato en lo que estaría haciendo Mangel.
Nos dirigimos al parque donde había ido algunas veces con
Mangel. Nos sentamos en los columpios.
- ¿Has quedado con él?
- Sí… - suspiré
- Ese sí es más falso que mis tetas. –se columpió un poco.
- Es que no estoy segura de si quiero perdonarlo.
- ¿Y eso?
O sea, quiero
perdonarlo. Lo deseo, pero no sé si soy capaz. Me viene la imagen de él con… en
fin, que me vengo abajo.
- Pff. –rió. –Qué
tontería más grande.
- ¿Perdón? –dije
- Puede que sea amiga de Mangel, pero te aprecia mil
tropecientas veces más a ti. Hazme caso. -dijo como si fuese lo más evidente del mundo.
- ¿Y entonces por qué la besó de aquella manera?
- Lo besó ella, estoy tan seguro cómo que estás respirando
ahora. –insistió. – Mangel estaba más mal que tu y yo juntos.
- Cierto. –solté una risa.
- Pues deja ya de pensar en esa mierda, y estate segura de ti
misma. Que esta noche lo pasaremos en grande.-sonrió.
- Estoy segura. –le devolví la sonrisa. - ¿Y tú con lo de
Jannies… que tal?
- Estupendamente. –dijo como si fuera lo más normal del
mundo.
- Eso espero. –le hice
una mirada.
Cogió el móvil un momento y escribió algo. Volvió la vista a
mí.
(Abrir en otra pestaña obligatoriamente
:3) http://www.youtube.com/watch?v=rtOvBOTyX00
- Bueno. ¿Te vas a calmar? ¿Vas a relajar las tetas y lo vas
a perdonar?
- Sí.
- Bueno, pues ahí lo dejo. –me despeinó el pelo y se levantó
del columpio.
Lo miré rara, me tendió la mano y me señaló unos bancos que
había a pocos metros. Me fijé en la figura que había sentada sobre uno de
ellos. Rubén se acercó a él y lo abrazó, luego se despidió con la mano y se fue.
Me acerqué a él con seguridad, levantó la mirada y sonrió.
Me senté a su lado y nos abrazamos durante un largo rato. No
pude evitar soltar lágrimas.
- Perdonameh. –me meció en un abrazo cálido.
- Te perdono Mangel, te perdono.
Nos separamos.
- Te quiero llevah a un sitioh, si tú me dejah. –se levantó
del banco y me tendió la mano, se la agarré.
Llevaba una bolsa en la otra mano, ni me molesté en
preguntar lo que era.
Empezamos a andar y andar, el camino ya me sonaba demasiado,
ya sabía dónde me iba a llevar. Solo empezar a entrar el aquel lugar ya me
estremecí, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y una lágrima caer por mi
mejilla de nuevo.
Mangel colocó su brazo en mi hombro y me llevó hacia él.
- No estah obligah. –susurró. –Si no quiereh…
- Si que quiero. –dije convencida aferrándome a él.
Andamos un poco más y nos paramos frente a la lápida que se
encontraba en el suelo.
Me agaché y la acaricié con la palma de la mano, sacando las
hojas que habían caído encima. Mangel se unió a mí, nos sentamos encima de la
lápida y me cogió las manos, entrelazando los dedos como solía hacer.
- Sé que ehto tenía que haberteloh hechoh al principio, el
día que me llamasteh por que estabah mal. Pero lo encontré grosero.
- Gracias. – la lágrima recorrió mi mejilla y llegó hasta el
cuello.
- No hay que darlah. –hizo una pausa y miró la lápida dónde
salía el nombre de mi padre. – Me gustaría sabeh una cosah.
Asentí segura.
- Si no hubiera pasao todo estoh… - volvió la vista a mí. -¿Me
habríah llamao?
- Sí. –dije segura. – No sé, te necesitaba en mi vida, y
todavía lo sigo haciendo.
- Yo también. –hizo una sonrisa débil, alzó la mano para
limpiarme la lágrima que seguía cayendo
y creo que se me metió por la camiseta. Luego me dio un beso en la frente y
cerramos los dos los ojos con fuerza, yo reprimiendo las lágrimas.
- Ahora es hora de sonreíh.
Asentí y le mandé una sonrisa, no me costó demasiado.
Se acercó a mi rostro con dudas, como si yo me fuera a
apartar. Hice el mismo gesto hasta quedarnos a unos 2 milímetros, su
respiración era nerviosa pero a la vez tranquilizadora. Volví a aspirar su
aroma y cerré los ojos con satisfacción. Sin darme cuenta noté el mismo tacto
que hacía unas semanas o meses atrás me había gustad tanto. El de unos labios,
el de sus labios.
Fue un beso calmado, tranquilo, cómo el que se le hace a un
bebé. Mi hermana tenía toda la razón, un
chico cómo Mangel no se encuentra en cualquier lugar.
Después de un rato así nos separamos y nos miramos, Mangel
volvió a limpiar las lágrimas de mis mejillas y me dio un beso en la mejilla.
Cogió la bolsa que traía y me la entregó.
- Tu regaloh de navidah. –sonrió.
- Vaya, yo me he dejado el tuyo en casa. –chasqueé la
lengua.
Abrí el paquete y muchos recuerdos que había vivido durante
todos esos años desde que lo conozco volvieron a vivir.
El chico que me ayudó a superar todos mis problemas y que me
apoyaba cuando estaba mal.
El chico que no dejaba de comer.
El chico que trataba a sus fans como si fueran de su propia familia.
El chico cariñoso con todo el mundo.
El chico divertido.
El chico animado.
El chico que me hacía reír durante todas las horas del día (junto su amigo el subnormal)
El chico que me da vida…
Todos los malos recuerdos desvanecieron y quedaron todos los
buenos convertidos ahora en…
La sudadera del chico de Boston.
FIN.
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Primero decir que muchas gracias a @mrsSparrowWife
@tamaraortega97 @Soledad_1998 @Mariiabenit @anita_lalaa @MarsApprentice_
@AndreittaAp y muchas más personas que me han apoyado desde que empecé a escribir
la novela prácticamente. Y a la gente que comenta la novela y le da me gusta y
todo ^^. Por parte, también aclarar que muchos de los sentimientos que escribo
sobre el padre de ______ son reales, es decir viviendas personales.
Bueh, y nada más que decir. Que… aquí se acabó, me
encantaría empezar a escribir otra novela, parece que se ha convertido en mi
droga diaria escribir pa ustedes. Así que me podéis decir de quién os gustaría
que la escribiera, o sino ya lo pensaré yo y será sorpresa pa vosotrooh >:)
AI DON NOU.
Via echar de menos esta novelilla la verdad… me gustaría
seguirla pero presiento que la cagaría mucho y bueh… pues eso, un beso muy
grande a todos, os quiero <3
MIII TWITTER ES: @pathoranmalik
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