viernes, 29 de noviembre de 2013

Capítulo 37


Desperté con el sonido del móvil sonando, mi madre me estaba llamando. Lo cogí como pude.
- ¿Si? –dije
- ¿Cariño? ¿Vendrás a comer? Yo es que me voy ahora a trabajar.
- Yo ya me voy a comer con Tamra. –mentí. No sabía a qué hora o cuando saldría de ahí.
- Esta bien cariño, cuídate. –colgué y miré a Mangel que seguía dormido. Le mordí los labios para que se despertara y abrió los ojos de golpe.
- ¿Queh? –frunció el ceño como si no supiera donde estaba, volvió a bajar la cabeza y sonrió con los ojos cerrados.
- No, no. Arriba ya. –lo removí. Sonrió pero siguió son moverse. Levanté mi cabeza hasta la suya y abrí mucho los ojos delante de los suyos. Los abrió y se volvió a asustar. Aparté mi cara pero él me volvió a acercar y me besó dulcemente. Solté una risa, lo volví a besar cuando alguien asomó la cabeza por la puerta. Laura entró, pero luego volvió a salir cuando nos vió.
- Hostias, otra vez. –reí cubriéndome la cara con la sudadera de Mangel.
- Ya sabía yo. –volvió a entrar Laura. Se acercó a nosotros y guiñó un ojo mientras chasqueaba la lengua.
- Que pasah. –Mangel se frotó los ojos. Laura nos hizo una mirada.
- Eso ha sido muy real, veo amor eh. –reí con vergüenza pero no dije nada, solo escondí la cabeza entre el brazo de Mangel y me estiré mi cuerpo soltando un bostezo. -¿Qué me quieres decir con eso? –dijo Laura. Miró a Mangel fijamente y este lo miró a ella, hicieron un concurso de miradas, ella le dio en la cara y soltó una risa.
- ¿Y dónde os habéis quedao a dormir? –le pregunté
- En casa del barbas. –sonrió ella.
- ¿Todos en casa de Lou?
- Sipes, por el sofá, por el suelo… nos hemos repartido por su casa. –rió. – Bueno. ¿Y a ti cuando te dan el alta?
- Pues hoy mismo. –dijo una enfermera entrando por la puerta.
- Anda que bien. –dijo Laura.
- ¿Y lo del brazo? –dije yo. -¿Qué me ha pasado? Sigo sin enterarme.
- Nada, solo un esguince grave, tú solo reposa y no muevas la muñeca para nada.
- ¿Pero cuando me lo saco? No vivo aquí, no podré venir.
- Pues en unas dos semanas más o menos, yo te doy un papel y tu solo tendrás que ir al hospital para que te lo saquen. ¿Vale cariño? –dijo recogiendo un poco la habitación y entrando una bandeja donde había comida.
- Está bien. –bufé. La enfermera se fue por la puerta. – Perfecto, ahora a pensar una escusa.
- Ya nos inventaremos algo. –rió Laura.
- Yo me tengoh que duchah. –comentó Mangel.
- Dúchate ahí hombre. –Laura le señaló la ducha del baño.
- Si hombreh. –dijo él.
- No tienes cojones. –Laura lo retó. Mangel puso mirada asesina.
- ¿Qué noh? –se cogió el paquete y se dirigió a la ducha, nos hizo reír.
Me quedé con Laura haciendo el subnormal.
- ¿Y eso? ¿Estáis juntos o qué? –hice una sonrisa.
 - Ah… Adivinas. –reí pícara.
- Así que sí. –sonrió.
- Oye. ¿Y cómo te va con el trabajo? –dije.
- Bien, estos días estoy ayudando mucho. –ayuda a sus padres en un restaurante. - ¿Y a ti Mary Pili? –rió
- Ahora hace bastante que no voy, pero recuperaré todo. –sonreí, por cierto, no sé si había mencionado que me dedicaba a la fotografía. Era provisional, pero era algo.
Nos quedamos un rato en silencio.
- ¿Y por Madrid ha pasado algo interesante? –reí.
- Pues…
- ¡Que tu gato ahora es obeso! –la interrumpió Rubén entrando por la puerta, llevaba puesta una de sus gorras.
- Si hombre, tu no me lo tocas. –reí. Se acercó a nosotras y le dio dos besos a Laura luego me abrazó. –Joder está más duro que mis pezones. –le dio un toque a la escayola.  Cogió un rotulador y me firmó: Dibujó un Doge mal hecho y puso: “Los Doges obesos dominarán el mundo <3” Laura también me firmó: “Para mi Zorra más especial <3 “ escribió. Sonreí mientras miraba las firmas. Rubius se sentó encima de Laura, que se encontraba en el sillón.
- ¡Eh sería al revés! –se removió para que saliera, pero él la ignoró y puso música. Sonó I love It y Rubius se empezó a menear encima de Laura, esta se quejó. - ¡Quita obeso! –rió.
Mangel salió del baño aún con el pelo mojado y Rubius se dirigió a él, sacó unas gafas que llevaba y se las puso a Mangel, empezaron a bailar mientras daban saltos.






- ¡Que vendrá la policía hombre! –reí
- ¡Pueh que vengan! –rió Mangel. Lo cogí del brazo y le enseñé las firmas que me habían dibujado. Cogió el rotulador y escribió:


“Somos Boston” 

jueves, 28 de noviembre de 2013

Capítulo 36

Lo miré con los ojos llenos de lágrimas y bajé la mirada.
- Me lo has prometido. –dije seria
Todos salieron de la habitación y nos dejaron a los dos, se sentó en la camilla.
- Tenía que hacerloh.
- ¿Por qué motivo? –vacilé.
- Mira onde estah por su puta curpa ______. Podríah haberte quedao peor jodeh, ademáh no sabe quién soy. –soplé rendida.
- ¿Pero cómo lo has encontrado? ¿Y qué coño te ha hecho? –agaché la cabeza de Mangel y examiné su herida.
- En er movis salía su localización y me dijeron que era er de la mudanzah. Solo le di una veh y me fui, ya ehta.  –me quedé callada. – Podria haberme quedao ahí y no huir como una mierdah, pero no lo hice por ti, entiende que se lo merecíah.




- ¿Y eso? –le acaricié la cabeza con cuidado.
- Me lanzó algo mientrah salía corriendoh, no sé que cohoneh era.
- No quiero saber nada de ese hijo de puta. –soplé. Saqué unas toallitas e hice a Mangel agachar la cabeza y despacio le limpié la sangre de la cabeza. Tenía una herida grande. 
- Lo sientoh. –levantó la cabeza y me miró a los ojos. – Pero sabeh qu.. –lo hice callar, me sonrió.


- Tranquilo, pero no me lo vuelvas a hacer. –lo miré.
- A no seh que sea por tu bien. –levantó la mirada e hizo una cara picarona.
- A no ser que nada. –puse la mirada seria.
- Cabezonah. –me dio un beso en la mejilla.
Laura asomó la cabeza por la puerta y al ver que ya estábamos calmados entró, se despidieron de nosotros todos.  
- ¿Seguro que no quieres que nos quedemos? –dijo Laura junto a Tamara.
- Que noh, que ya la cuidoh yo. Fuerita de acá. –rió Mangel.
Salieron las dos por la puerta y Mangel se volvió a estirar conmigo.
- ¿Te molehto aquí o me pongo en el sillón?
- ¿Qué pregunta es esa? –reí. Mangel se acomodó y reposé mi cabeza sobre su pecho. Dormí con el brazo reposando sobre una almohada. Mangel apagó las luces y volvió la vista a mí. Esbozamos una sonrisa el uno a otro.
- Oyeh. –dijo.
- Dime. -asentí
- ¿Tu sabeh que yo te quiero?
- ¿Tu sabes que yo también?
- ¿Pero tu sabeh que yo de verdah?
- ¿Y tú que yo también? –abrió un poco los ojos y su sonrisa se hizo más grande.
- Entonceh… ¿Ya hemoh hablao sobre lo que teniamoh que hablah?
- Sipes. –volvimos a mirarnos. –Aunque… ¿No había otro momento?
- ¿Por queh? –rió
- Porqué estoy aquí como una paralítica y no puedo comerte ahora mismo–me quejé.
- Que mah da. –se inclinó hacia mi hasta quedarse a centímetros, me hizo un “zasca” como se diría. Se acercó para besarme pero no lo hizo, paró al milímetro y rió ante mi gesto.
- Tengo cabeza y la puedo levantar. –dije divertida, levanté la cabeza y lo besé. Fue un beso intenso, cómo uno de los primeros que le di. Cuando estábamos en el sofá de mi casa, notaba su calidez en mí. Se levantó un poco y apoyó su brazo en la cama. Sentí un pinchazo en el mío.
-¡Aish! –me quejé. Mangel acarició mi brazo y me envolvió en los suyos. Por la ventana entraba la luz de la luna que se reflejaba en nuestra cara, me fijé en la silueta que hacían sus labios, no pude resistirme a besarlos de nuevo. Mangel sonrió.
- Buenas noches tigre. –sonreí
- Buenah nosheh cebra… -me estiré y noté como me observaba. Me giré hacia él.
- ¿Te gusta verme dormir Edward Cullen? –reímos.
- ¿Por queh me obligahte a ir a verlah? –puso una cara.
- Si te encantó. No mientas.
- ¿Qué hiceh? Estaba más pendiente de ti que de la películah. –sonrió
- Arg. Pues yo estaba más pendiente de Edward y Jacob que de nah. –lo imité.
- Ala, que marvada. –puso una cara triste y se levantó de la cama para irse.
- Era broma mujer. –le tiré de la manga y volvió hacia mí, se estiró y empezó a reír. –Prefiero mil veces un Mangel que un Jacob. Tonto. –sonreí. –Aunque Jacob tampoco se pasa de la perfección eh… -hice una cara divertida.
- Oish lo que ma disho. –me mordió la mejilla cuidadosamente y solté una carcajada.
- Pásame la bolsa anda. –le señalé mi bolsa. Me la dio y saqué la sudadera.
- ¿A la discotecah la has llevao?
- A tos laos. I need your fragrance baby. –reí
- Cuando tu quierah te la doy, pero tendrás que estar conmigo pa olerme bien. –rió. Me recosté sobre su pecho de nuevo y olí su camiseta, soltó una risa. –Estah loca.
- Eh, que los locos molamos.

- Tiene usté rason. –rió por última vez y me besó la cabeza, luego nos dormimos.

martes, 26 de noviembre de 2013

Capítulo 35

Veía un bosque, se respiraba bien sí, salía de detrás de un árbol y se acercaba a mí. Estaba a punto de llegar. Desperté en una sala muy rara, me recordaba a algo. Cuando era pequeña me rompí un brazo, y recuerdo que me operaron dos veces, y esas dos veces desperté en una sala parecida a esa. Examiné mi cuerpo con la mirada y no tenía nada de extraño, salvo una escayola en el antebrazo. Cuando era pequeña me la pusieron hasta el codo, donde me operaron. Pero esta vez no había operación.
Me quedé mirando al techo, resaltado de color verde por las cortinas que se reflejaban. La luz blanca me cegaba.  Podía notarlos a mi lado, a los dos. Mangel me agarraba una mano y mi padre la otra, el que había visto en el sueño. Lo notaba. Levanté la cabeza (que lo que era la venda que me ocupaba toda la cabeza ahora era un esparadrapo más pequeño) y me miré las manos y moví los dedos de una, el otro brazo estaba algo dormido.
- ¿Ya estás despierta cariño? Vaya golpe el tuyo. –entró por la puerta una enfermera, como todas, me trataba como si fuera su hija o algo así. La dejé hablar mientras me llevaba con la camilla a mi habitación supongo. Me llevó por el pasillo hasta la puerta de la habitación, abrió la puerta y Loulogio, Cheeto, Tamara y Laura se acercaron a mí como balas, les sonreí.
- Anda que ya te vale. –dijo Laura.
- No estás para esto, pedazo de tonta- dijo ahora Tamara.
- Cuándo esté mejor le dais esto.- dijo la enfermera señalando un yogurt y unas galletas que había sobre la mesita. Asintieron y se fue.
- ¿Dónde están? –dije algo dormida.
- Eh… se han idoh a comprah nosequeh. –dijo Cheeto. Eso no me lo creo ni yo, Mangel se habría quedado hasta que viera que estaba bien seguro. Con el brazo libre busqué en la mesita mi móvil y no estaba.
- Cheeto, dime la verdad. –la miré seria.
- Han ido a hablar con el paki. –dijo Loulogio. Cheeto le hizo una mirada asesina.
- ¡Pero tioh!
Intenté levantarme rápidamente pero no me mantenía en pie, puta sedación de mierda. Laura y Tamara me sujetaron.
- ¿Pero estáis tontos o qué? ¡Es un paki joder! Puede ir armado o algo. –me removí en la cama y Cheeto me sujetó las manos.
- Tranquilah _____, no lo van a pegah.
- Que te lo crees Cheeto, que no soy tonta. ¿Cómo quieres que hayan ido a “hablar”? –hice las comillas con la mano libre.
Cheeto calló.
- ¿Eh Cheeto? –lo miré y tendí mi mano para que me entregara su móvil. Tamara miró a Cheeto y el cogió el móvil y me lo dio. – Gracias. –dije sin parecer muy borde.
- Yo avisé… -dijo Tamara. Marqué el número de Mangel y lo cogió rápidamente.
- ¿Qué quiereh Cheeto? –dijo él en la otra línea.
- ¿Mangel qué coño estás haciendo?
- ¿______? Te juroh que me voy a encargáh yo de ese mierdah.
- ¡No Mangel! Joder, que ese puede ir armado y todo, que paso de que hayan más heridos aquí.
- ¡Que no me da la ganah coño! Que por su curpa mira donde estah. Que ta hecho daño tanto a ti como a mí.
- Mangel por favor, para. Me estás haciendo sufrir. Si no quieres hacerme daño ven ahora mismo. –escuché como resoplaba.
- Pero ehtoy con Rubiuh y Auron. Que no va a pasah nah.
- Me da igual, más razones para sufrir. –dije seria.
- Jodeh _____, mira donde estah por su curpa. –dijo por la otra línea.
- Mangel. –lo escuché resoplar de nuevo, enfadado. – Te lo estoy pidiendo. –insistí.
- Valeh… -volvió a soplar.
- Promételo.
- Te lo prometoh _______, te lo prometoh.
- Gracias Mangel. –hice una pausa y cómo un impulso solté. –Te quiero.
- Y yo… lo sabeh. –dijo él. Bufó por última vez y colgó. Hice lo mismo y volví la mirada a todos.
-¿Y mi madre? –pregunté.
- Le envié un mensaje de tu parte diciendo que me habías encontrado en la discoteca y que te venías a dormir a mi casa. Hasta le envié una foto nuestra, parece que se lo creyó. –dijo Tamara. – Ya te taparemos eso. –dijo señalando mi brazo.
- Gracias tía. –le sonreí.
Luego me comí el yogurt, o me lo dieron de comer más bien. Le lancé una a Cheeto al aire y la cogió con la boca. Todos me hicieron reír un buen rato. De pronto alguien entró por la puerta. Rubius se estaba mordiendo con nerviosismo el labio.
- ¿Y Mangel? –dije des de la camilla.
- Hombre muyaya, estás despierta. –se acercó a mí y puso su mano detrás de mi nuca.


- Rubén. ¿Dónde está Mangel? –dije apartando y cogiendo su mano.
- Ahora vendrá. –me sonrió y se mordió las uñas. Aquí pasaba algo, yo me las trago todas, no soy tonta.
- Rubén, enserio. –Rubius miró hacia la puerta y Mangel entró por esta, con una mano sobre la cabeza. Me miró y escondió su mano detrás de su espalda, se la frotaba contra la otra.
- Holah. –se acercó a mí y me dio un abrazo, no lo rechacé, le acaricié la cabeza y soltó un quejido silencioso, pero yo lo pude escuchar.

- ¿Qué pasa? –me miré la mano y tenía sangre, en la suya también había.



domingo, 24 de noviembre de 2013

Capítulo 34

Sentí un fuerte golpe, seguido de dolor y calor. Luego me dormí plácidamente, me sentía bien ahora. Sentí algo cálido en mi mano, sentí un beso cálido sobre mi piel, sonreí o hice el esfuerzo por qué la verdad no sé qué estaba haciendo. No sabía si pasaba en mi imaginación o no. Escuché esa voz, la voz. Que me hizo derramar una lágrima, de emoción o añoranza, quien sabe.
Abrí lentamente los ojos y me fijé en una luz borrosa, que me hizo cerrar los ojos de nuevo. Escuché algo.
- Cheeto tío, apaga la luz. –era la voz de Rubén. ¿Por qué escuchaba su voz?  La luz se apagó de pronto, como si mi mente con voz de Rubius le hubiera dicho a un Cheeto imaginario que lo hiciera.
- Tía. –era la voz de Laura. Seguía sintiendo que me acariciaban una de las manos, escuché su voz y me resalté.
- _______ por favor. –era su voz, su puta voz.
Abrí los ojos lentamente y giré la cabeza con cuidado hacía donde había escuchado la voz. Abrí mejor los ojos y lo que había sido vista borrosa se fue aclarando. Vi sus ojos color café y su sonrisa en el rostro. Apretó mi mano al ver que abría los ojos. Se encontraba estirado junto a mí, en la camilla. Levanté lentamente la cabeza y Cheeto, Rubius, Tamara, Laura, Lou y Auron se encontraban en la habitación. A los pies de mi camilla.
Volví a bajar la cabeza por qué me dolía y me cansaba, Tamara cogió el mando de la camilla y levantó el cabezal lentamente.
- Ay gracia a dióh. –dijo Cheeto
- Gracias a Nicolas Cage. –corrigió Rubén. Me hicieron soltar una sonrisa, estaba muy sedada, no me daba cuenta de casi nada. Me removí un poco y solté un quejido al sentir un dolor en la cabeza y en el brazo sobre todo. Me volví a girar hacía Mangel y dije las primeras palabras como si fuera un bebé que dice las suyas.
- Mangel. –susurré, se me cortó un poco la voz. Mangel se inclinó hacia mí y me a abrazó, yo no podía moverme apenas pero sentía su calidez en mi.  Me besó la mejilla y juntó su frente contra ella. Me habían puesto una venda en la cabeza, como en los dibujos o películas.
Rubius puso su mano sobre el hombro de Mangel y se abrazaron. Luego se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, Laura y Tamara vinieron cada una por un lado de la camilla y me abrazaron con cuidado.
- ¿Tía que ha pasado? –dijo Tamara.
- Oímos la ambulancia y ella estaba apoyada en la acera de la calle con sangre en la cabeza… -se le cortó la voz a Loulogio. Asentí débilmente, no tenía fuerzas ni para hablar.
- Necesita dormir. –dijo Laura acariciando mi otra mano.
- Tiene razón, mejor la dejamos descansar y nos vamos a tomar algo. Pero seguimos aquí fuera.- dijo Auron.
- ¿Tu quieres algo? –dijo Tamara refiriéndose a mí. Negué con la cabeza.
- Mejoh no arriesgarnoh hasta que el médico diga algoh. –dijo Cheeto cogiéndola por el hombro. Asintieron y se fueron por la puerta. Menos él.
Se volvió a estirar en mi camilla con cuidado, me estaba quedando dormida pero tuve fuerzas para decir algo.
- Ves. –susurré
- ¿Me estás echando de aquí? -dijo. Solté una risa.- No tengoh hambre, tu duerme tranquilah. –me miró a los ojos.

- Gracias… -susurré de nuevo. Me sonrió y cerré los ojos de nuevo, caí en un sueño profundo. Al cabo de un buen rato desperté, se encontraba todavía en la camilla. Había pasado como una hora y media o dos, aun que no estaba segura. Levanté la cabeza lentamente (que todavía me dolía un costado) y se encontraban Rubius durmiendo en la silla, Laura con las piernas apoyadas sobre su regazo y la cabeza sobre el hombro de Tamara que esta dormía también, y Cheeto con ambos brazos cruzados durmiendo sobre los pies de mi camilla. Todos se encontraban durmiendo, y Auron y Loulogio no estaban ahí.
Con el pie, di un toque a la cabeza de Cheeto, ni se movía, di otros toques hasta que se despertó de un salto y me hizo soltar una risa. Me miró con cara de asesino y rió, arrastró su silla hasta el lado de mi camilla.
- ¿Cómo ehtah?
- Mejor, me duele un poco el brazo. –dije restregando mi mano con el brazo.
- Tar vé tengah un esguince o argo. –sonrió.
- Me alegra saberlo doctor Cheeto. –reímos
- ¿Qué ta pasao? –acarició mi mano.
- Lo cuento luego cuando se despierten todos. –bufé. La verdad quería tener tiempo para buscar una escusa. Quería, si no fuera porque Cheeto se levantó y empezó a dar palmas haciendo que todos dieran un salto. Mangel me miró y suspiró como forma de alivio y rió sabiendo que ya estaba bien, me besó la mejilla.


- A veh señores, que nos tiene que cotnar lo que oasó.
- Maldita sea. –pensé. Loulogio y Auron entraron por la puerta, MALDITA SEA otra vez. Tenía que contar la verdad, pero. ¿Por qué no hacerlo? Que le jodan a Yamir, aun que…
Me interrumpieron los pensamientos cuando Laura y Tamara se levantaron y se pusieron cada una al lado de la camilla. Rubius y Cheeto a los pies, parecía una reunión y yo era el punto de atención.  Con ayuda de todos levanté la espalda hasta que me quedé sentada sobre la camilla, el brazo me seguía doliendo. Mangel me imitó sentándose a mi lado. Ahora seguía mis movimientos, no se separaba de mí ni un momento, me sentía protegida a su lado.
Tamara se encontraba de pie a su lado, se dedicaron una sonrisa y volvieron a prestar la atención en mí. No se conocían mucho, pero habían hablado algunas veces y se llevaban muy bien. Se nota que me estaba distrayendo con cualquier cosa ¿Cierto?
- ¿Dónde estamos? –dije para cambiar el tema.
- En Barcelona, venga cuenta. –dijo Rubius. Bufé.
- Me caí de una moto. –dije al fin.
- ¿Pero qué coño hacías tu en una moto?  -dijo Laura.
- Me… -hice una pausa. – Me obligaron a subir.
- ¿Qué? –exclamó Mangel - ¿Quién? –dijo rápidamente.
Miré a Loulogio y volví la mirada a Mangel.
- Yamir. –bufé. Loulogio chasqueó la lengua.
- Que hijo de puta. –soltó.
- ¿Qué Yamir? –dijo Mangel resaltado. Miró a Loulogio
- Un paki de mierda. –respondió él.
- Pero si estabas con nosotros joder. –dijo Auron.
- Lo sé, pero me agarró de la mano. Y… ya sabes cómo estaba Auron.
- A veh que me pierdo. ¿Quién coñoh es ese Yamih?  -dijo Mangel.
- Un tío pesado que no nos dejaba de seguir, se veía que estaba colado hasta las venas. –dijo Loulogio refiriéndose a mí. Mangel me miró.
- Que hijoputa. –murmuró entre dientes. -¿Pero cómo te cogió?
- Iba con otro amigo suyo… me cogió por los brazos y me subió a la moto, arrancó y a medio camino me solté. –las lágrimas amenazaron por salir.
- Pero que… -Mangel bufó
- Mangel, habíamos ido a tomar algo. Y ya sabes cómo se pone ella. –dijo Auron, Mangel sopló, parecía muy enfadado.
 - ¡¿Peroh como coño la dejaih sola?! –exclamó. – ¡La podrían habeh violao o algo peoh!
- Mangel tío. ¿Yo qué coño sabía que iba a pasar eso? Además sabe  cuidarse sola. –le devolvió Auron.
- Pero tioh ¡sabiendo que se pone así no la dejeh sola! –exclamó más fuerte levantándose de la cama.
- Mangel, Mangel. –le tiré de la camiseta. El brazo me dio otro tirón y me estremecí del dolor.
- ¡No _____! Podríah haber muerto jodeh. –se giró bruscamente y me dio sin querer en el brazo con su coso. Solté un quejido. Mangel sopló volviéndose a sentar, pero al ver que me estaba haciendo daño se volvió a levantar. - ¿______? –se quedó un momento quieto. -¡Rubiuh llama a alguien corre!-exclamó.

El brazo me dolía tanto que me mareé y volví a caer dormida. 



jueves, 21 de noviembre de 2013

Capítulo 33

Jugó durante un rato al Minecraft y luego llegó la ronda de las preguntas, o Sarseo como lo llama él.  Hice algunas preguntas como: ¿Color favorito? ¿Comida favorita? ¿Animal favorito? Y ¿Cómo se llama Ralph? Naturalmente ya conocía todo eso de él. Pero era para darle gracia al asunto. Parece que solo prestó atención a las mías ya que las leyó casi de una tirada todas.
- ¿Cómo se llama Ralph? –repitió – Pueh Antonio. ¿Coloh favorito? Azuh turquesa. –miró a la cámara, sabía que ese era mi color favorito. -¿Animal favorito? Mmhhh… La cebra yo que seh. –sonrió. ¿Comida favorita? –pensó un rato. – Puehh yo que sé, si tu ereh comible pueh tu. Ale contentos tós. –rió
Solté un oooooh a la pantalla. Le envié un Wazzá.
- Oish que bonico tigre <3 Deberías ver la cara de gilipollas que tengo delante del ordenador. –escribí. Él lo miró en el directo y sonrió, no podía contestar, no ahora, sería un poco de mala educación para los que lo ven.
- Buenoh, vorvamoh con más sarseo. –estuve viendo todo el directo, también vino Rubius y estuvieron haciendo el loco y bailando un rato hasta que acabó.




 Me llamó Loulogio al móvil. 
- ¿Holaquetal? –dije
- ¿Has llamado al paki ese? –rió
- Hostias no… Ahora lo llamaré, pero como se le ocurra intentar algo, por favor mátalo.
- Llevaré un taper de mis ravioles en el bolso. –puso voz de señora.
- Hombre, te digo que lo mates. No que lo tortures. –empezamos a reír. – Bueno, que lo voy a llamar. –colgamos y busqué el papel del teléfono por ahí, estaba por el suelo tirado. Si es que yo soy muy ordenada.
Marqué el número y quedamos para tomar algo por ahí, tal vez no sea mala persona, pero es un pesado y se tiene que reconocer. Me duché y remoloneé un poco sobre el sofá, luego  cené algo ligero y me vestí para salir. Quedé antes con Lou y Auron. Fui hacia donde estaban ellos.
- ¿Qué pasa chavales? –dijo Auron dándome dos besos.



- ¿Todo bien? ¿Todo correcto? –lo imité, el soltó una risa.
- Vamos a tomar unas copasas por ahí. –dijo Lou saludándome. – Pero tiene que venir el paki primero.
- Ah sí. –bufé. Cogí el móvil dispuesta a llamar a su número cuando apareció por la calle. Venía con otro amigo suyo.
- Vaya campo de nabos. –me susurró Loulogio.
- Ya ves. Me siento inferior, diferente, pero sigo siendo la mejor de aquí.- susurré yo también. Los dos reímos.
- Hola ______. –dijo acercándose a mí y dándome dos besos. Iba con una camisa de rayas. – Este es Yusif. –señaló a su amigo, que parecía un drogado. No se enteraba de casi nada, y tenía unas ojeras hasta el suelo. Nos dirigimos a algún bar.
Empezamos con algo suave, unas cervecitas. No me solía gustar mucho la cerveza la verdad, nunca me ha gustado mucho, pero MELAJUEGO (Rubius ON). Buscamos algún local hasta que encontramos el Sutton, un local de fiestas. Ya se hacía oscuro, así que entramos. La música estaba al tope y almenos no era reggaetón, para mi suerte ponían electro house y Dubstep, como me gustaba, me recordaba a Mangel, me lo imaginaba dándolo todo en la pista.
Me quedé cerca de Loulogio y Auron, la verdad no quería saber nada de Yamir. Cada uno a su aire y punto.
- ¡Tu ya estás viejo para esto puta! –le dijo Auron a Lou
- ¡Habló la de tacones putón! –le devolvió Loulogio.
- Bueno, todas putas y punto. –sonreí agarrándolos por el brazo. Me llevaron hasta la barra, allí pedimos algo más fuerte. Bebimos, bailamos, volvimos a beber… Ya me empezaba a quedar payá. Se me da mal beber, mi cuerpo no aguanta de por sí, decidí dejar de beber ya que iba bastante mal y volver a la pista.
Vi a Loulogio dándolo todo bailando y me empecé a reír. Fui hacia Auron y le señalé a Lou, este empezó a reír también a carcajadas. Loulogio siguió haciendo el subnormal.
- Lo van a echar. –dijo Auron. Yo asentí.
Alguien me agarró de la mano y  me estiró hacia atrás. Me giré hacia esa persona.
- ¿Yamir? –dije dudosa, con la voz de borracha encima. No dijo nada, me llevó hacia afuera.
- ¿Yamir de qué coño vas? –vale, parecía muy borde, y a saber de dónde saqué eso, mi mente estaba fuera de sí. Fuera estaba Yusif apoyado sobre dos motos, Yamir me sujetaba fuerte el brazo para que no pudiera escapar. Me estremecí intentándolo, pero no había forma humana posible.
- ¡Yamir me haces daño! ¿Qué quieres? –me di cuenta de lo que estaba pasando y reaccioné. Yusif me agarró del brazo mientras que Yamir subió a la moto. El chico me obligó a subir, pero yo me negué.
- ¿Te crees que voy a subir? –dije vacilante e intentando deshacerme de su mano. Yusif me agarró por la cintura y me subió a la moto.
- ¡Eh! ¡DEJAME! –grité.
- Agarrate a mi cintura y no grites por favor ______.-dijo Yamir encendiendo la moto.
- No Yamir. ¿Por qué coño haces esto? –Yusif seguía sujetando mis brazos con fuerza.
- Solo te quiero llevar a un sitio. –se giró y me sonrió.
- Con esa sonrisa no vas a conseguir nada. ¿Y por qué no me lo dices y ya está? No hace falta esto. –señalé con la cabeza mis brazos. – Quiero bajar, me dan pánico las motos. –mentí, me encantaban la verdad.
- Venga, será divertido. –insistió él.
- ¡Que no! –intenté saltar de nuevo de la moto pero Yamir agarró mis manos rápidamente y  arrancó la moto. Me tuve que agarrar por la fuerza si no quería caer. Que hijo de puta.

 - Yamir por favor. –dije agarrándome fuerte a él, tal vez lo intentaba asfixiar. Por el retrovisor vi a Yusif detrás nuestro con otra moto. Yamir aceleró e hizo que la moto se levantára, al igual que yo. Solté un grito ahogado. Llevaba un mareo encima increíble, tanto fue este que me estremecí al sentir algo en mi barriga, como ganas de vomitar. Solté un último grito y me solté de su cintura, dejándome caer en la calle.

Capítulo 32

Holiis :D Pueeh bueno una sorpresa pa los marvados y marvadas que leeen, voy a subir dos. Por que mañana me voy a veeeer EN LLAMAS!!!!! (Si, llevo no se cuanto tiempo esperando que salga, mas de un año)  Y bueno, el Sábado me voy a ver a Auronplay que hace una quedada aquí en  Barcelona UIJII :D Así que pa vosotrooh esto.
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Desperté tarde de nuevo, mi madre me dejaba dormir gracias a dios. Había salido a trabajar, me puse a leer algo en el sofá mientras desayunaba. Envié un mensaje a Laura.
*Conversación*
Yo: ¿Cómo va por ahí niña?
Laura: Muy bien. ¿Y tú? :D
Yo: Bien bieng. ¿Y el mamonoso de Lou? :B
Me envió una foto suya:




 (Sí, ese gato es mío :3)
Yo: Oye, no me lo dejes obeso eh.
Laura: No, ya se encarga Rubén de eso.
Yo: ¡No! :O No dejes que lo toque D:
Laura: Cody lo protege <3
Yo: Oye, te llamo un momento :D
*Fin conversación*
La llamé y le conté lo de Yamir.
- Joder, con el Yamir ese. Ten cuidao. –rió – Que no te toque eh
Hablamos un rato más y luego marqué el número de Rubius. Lo malo que tiene de estar fuera es que te pasas todo el día llamando.
Sonó unas cuantas veces hasta que lo cogió.
- ¡Muyaya!
- ¿Cómo estás imbécil?
- Pues bien, me has interrumpido. Le estaba dando calor a tu marido, eeeh. –rió
- Ya, ya me han contado que me pone los cuernos contigo. –escuché su risa por el teléfono. -¿Y cómo te va con… aquello? –dije
- Bien, bien… O sea, mejor. –noté como sonreía. -¿Y a ti?


- Bien si… También. –intenté parecer animada.
- Bueno ya sabes, lo de siempre. –dijo
- Igualmente Rubén. –sonreí
- Corasones gays for you.
- Corasones.-reí
- Bueno me tengo que ir ya muyaya. –dijo él.
- Okey, hablamos después. –hice una pausa. –Ah por cierto, no me obeses al gato o mandaré a Mangel para que te pegue.
- No te haría caso, además ahora está mucho más mono gordito. –se refería al gato con lo último.
- ¿Qué no? Ya verás. Ahora te lo envío. –encendí el ordenador rápidamente, entré en Twitter y le envié un mensaje a Mangel diciéndole que fuera a pegar a Rubius, que había sido “marvado”. Al rato escuché por el móvil a Mangel.
- ¿Qué cojones? –Rubius dejó el móvil sobre la cama (o eso creo). -¡No, no! –estaban luchando para que no lo pegara. -¡Estáis compinchados! ¡Eso no vale hijoputa! –escuché la risa de Mangel.
- Lo siento, vivo mandado…-volvió a reír, creo que no sabían que yo estaba en el teléfono.
- Claro, cómo te lo pide tu amoricto… -rió Rubius.
- Que te calleh.
- Si sois muy bonicos  hombre. Pídele salir ya coño. –vale, esa conversación no tenía que escucharla… Pero soy, soy muy cotilla sí.
- Si hombreh, ahora le pediré no te jodeh.
¿Por qué no?
- Porqué no estah aquí coño. Ademah no sé si yo le gustoh también…
- Seguro que sí, es una muyaya dura de pelar, pero tú sabrás pelarla. Venga Mahe, que no tienes 10 años.
- Ya peroh, no seh… -escuché que Rubius se acercaba al móvil y colgué enseguida. No quería que me vieran como una cotilla, lo que era. Pero paso de que se enteren que estaba escuchando. Supongo que Rubén no le diría nada a Mangel si lo sabía, pero opté por dejarlo pasar.
Me fui a preparar algo para comer, no dejaba de pensar en lo que había dicho Mangel. Por la tarde Mangel me envió un mensaje. “Ya comienzo el directo:D Preparate pa Sarseo” decía. Abrí el ordenador y abrí la página del directo. Publiqué un Tweet: SARSEO! Publiqué. Mangel marcó favorito y segundos después apareció su cara en mi pantalla.
- Muy buenah. –miró a la cámara por unos segundos con cara de asesino, llevaba una pistola de juguete. –Marvados y Marvadas.


Sonrió a la cámara y yo hice lo mismo, como si estuviera hablando conmigo. Al fin y al cabo, es lo que hace todo el mundo cuando mira vídeos de una persona especial. Yo lo hacía cuando pasé tiempo sin hablar con él. 

martes, 19 de noviembre de 2013

Capítulo 31

Me senté en primera fila y Loulogio empezó a recitar el monólogo mientras probaba el micro.
- ¡Loulogio sexy! ¡Dame un hijo! ¡Quiero tocar tu barba! –empecé a gritar
- ¡Seguridad! Tenemos a una fan loca en primera fila. –empezó a reír Lou.
Estuvo más rato haciendo el monólogo y luego se escondió por un lado del escenario, empezó a llegar la gente. He de decir que con este hombre uno se podía quedar sin voz, sin estomago y sin boca de tanto reír. Disfruté mucho el monólogo, incluso más que la otra vez. Hasta me sacó a bailar con más gente. Cuando acabó lo tuve que esperar fuera a que acabara de hacerse fotos y firmar autógrafos a los fans. Luego volvió conmigo y empezamos a andar, alguien me dio un toque en la espalda, me giré.
- ¿Yamir? –cogí el brazo de Loulogio y lo apreté.
- Hola _____. –sonrió dándome dos besos.
- ¿Qué haces aquí? –dije mirando a Loulogio (que me puso una cara rara) y luego a él de nuevo.
- Yo también he visto a él. –dijo con su acento raro señalando a Loulogio. –Eres muy bueno. –sonrió.
- Gracias hombre. –se estrecharon la mano. Nos quedamos en silencio un rato.
- ¿Mañana podéis salir por ahí? –dijo para los dos. Loulogio y yo nos miramos.
- Eh… no lo sé aún. Mañana te digo algo. –tosí
- Vale. –sonrió. – Adiós. –nos despedimos y se fue.
Loulogio empezó a reír.
- Madre mía…-me quejé
- ¿Este de que va? ¿Y por qué me invita a mí a nada?
- Se supone que eres mi supuesto novio. –reí. –le he dicho que hoy quedaba con mi novio.
- Joder, pues no le digas que no al pobre chaval. –rió
- Que no que es un pesao.
- Venga que se ha quedado pillado por ti.
- Por eso mismo. –bufé
- Venga que tomamos unas copasas con Auron, que lo invito también.
- Buf… -soplé
- Vengaaaa. –insistió
- Pero solo porque me da pena eh, que no se me acerque. –Loulogio bailó.
Llegamos a un cruce y me despedí de Lou, nos abrazamos y él se fue para un lado y yo para el otro. Legué a casa y me dirigí a la habitación, estaba cansada. Pero no tanto como para no hablar con Mangel. Llamé a Tamara, Laura, Mangel, Rubius y Cheeto por skype, en el mismo grupo. Estuvimos charlando un rato y luego se fueron todos menos Cheeto y Mangel.
Cheeto estaba comentando un juego mientras lo comentaba, Mangel y yo nos enviamos un mensaje por otro chat.

*Mensaje*
Mangel: Que pelmazo con Cheeto jugando.
Yo: Pues ya vees
Mangel: Pon alguna escusa.
Yo: ¿Eing?
Mangel: Di que te vaas o argo. Ustée
Yo: Oish lo que hay que hacer por ti eh ¬¬
Mangel: Me quierees <3 Lo sabes
Yo: Lo sé
*Fin*
- Yo me voy ya. –tosí a lo que Mangel soltó una risa.
- Si, yo iguáh, me via hace argo de cena que me muero de hambre.
- Venga Antonios. –dijo Cheeto concentrado en su juego. Colgamos y Mangel me volvió a llamar.
- Buenas. –rió
- Pobre Cheeto, le hacemos bullying. –reí
- Habeh estudiao. –sonrió. Me fijé en que tenía el pelo diferente.
- ¿Qué te has hecho en el pelo tu?
- Me lo han cortao un poquito no maaaas. –sonrió
- Ahora que no estoy te cambias de look, yo tenía que estar ahí…
- Pueh si la verda, por qué me lo han pelao mu poco. –rió
- ¿Qué vas a hacer mañana? –sonreí
- Pueh voy a haceh un directo de sarseo. –sonrió
- ¡SARSEO! Pues ya te veré ya.
- Haz muchas preguntas sarseantes eh.
- Claro que sí. –sonreí
Estuvimos hablando más tiempo y le conté todo lo del monólogo y como lo había pasado. Me fije en la hora y nos habíamos pasado un buen rato hablando.
- Tigre que me voy ya. Que me caigo muerta.
- Vengah. –mandó más besos a la cámara.- Buenah noshe marvada.

- Te quiero. –esta vez me tocó a mí, colgué antes de que pudiera decir palabra. 




domingo, 17 de noviembre de 2013

Capítulo 30

Pueeh si, cuergo uno larguillo por que mi cumpleaños es dentro de minutos JOJOJOJOJ (el día 18 concretamente) JAJAJAJ
TOMEEN:D
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Esa noche, dormí con el ordenador entre las manos. ¡Viva la radiación!  Mi madre siempre me decía que me acabaría dando cáncer si me pasaba con el ordenador todo el día. Desperté algo tarde, no había nadie en casa. Hice una llamada a Laura y otra a Tamara, nos contamos cosas y luego me quedé remoloneando sobre el sofá. Mi madre entró por la puerta.
- Hija, tus tíos ya se van. Se esperó a que me levantara del sofá pero es que hacia tanto frío y se estaba tan bien en el sofá calentita… Finalmente me vi obligada a levantarme y con el pijama salir a la calle a despedirme. Me daba igual la verdad, ir en pijama.  Fuera había dos camiones gigantes de mudanza. Salieron de él unos cuantos hombres  para supongo ayudarnos a subir algunas cosas, ya que mis tíos habían vendido casi todos sus muebles, se podía decir que estábamos a dos velas, o mejor dicho, a dos camas y un sofá. Los hombres se encargaban de llevar las cosas de más peso mientras yo ayudaba con mi madre a llevar cosas no tan pesadas.
Cogí unas cuantas sillas yo sola, pero pesaban más de la cuenta. Tonta yo. Estuve a punto de matarme cuando alguien sujetó las sillas. Un joven que acompañaba a los hombres, hizo una sonrisa picara y guiño un ojo. Yo puse cara de… ¿De qué vas? Pero me di cuenta de que me acababa de ayudar.
- Gracias. –dije ayudándolo a poner las sillas en el suelo.
- Yamir. –sonrió tendiéndome la mano. Me quedé callada un segundo dudando de si tener tanta confianza con él.
- ______. –dije al fin mientras hacíamos un apretón de manos.
- ¿Vives aquí? –preguntó. Tenía un acento raro la verdad, se notaba que no era de ahí.
- No, vivo en otro lado. –dije cortante.
- ¿Dónde? –preguntó con la sonrisa aún en la cara. En realidad me daba pena, solo intentaba ser simpático conmigo el chaval.
- Córdoba. –le mentí. Fue lo primero que se me ocurrió. Y la verdad, no sé porque mentí.
´  - Buen sitio. –sonrió. Yo asentí y volví con mi madre para seguir ayudando, cuando acabamos de subir todo lo que quedaba me senté en el sofá a descansar un rato. Me coloqué un cojín sobre la cara y pude notar como Mangel pasaba su cálida mano por mi estomago, me saqué el cojín y no había nadie, nada.
Mi madre subió por las escaleras con dos de los hombres y Yamir. Fueron a la cocina para beber algo de agua y mientras mi madre les pagaba Yamir se acercó.
- ¿Tienes número? –dijo sacando su móvil. ¿Qué? ¿Perdona? Ni me conoce y ya me pide el número… En fin.
- No tengo móvil, lo siento. –mentí otra vez.
- Bueno, tengo el número de tu casa. –sonrió. Vaya tío, que morro tiene eh. - ¿Esta noche puedes salir? – JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Espera.
- Que va… -hice una pausa. –He quedado con –hice otra pausa. –mi novio. –Vale, no quería parecer borde, pero es que es un pesao y se tiene que admitir. Me referí a Loulogio con eso de novio, por si le daba por seguirnos o algo.
- Oh, no importa. –no se rinde nunca eh. –Cuando puedas me llamas y tomamos algo. –dijo entregándome un papel, no me molesté en mirarlo.
- Vale, adiós. –puse cara de simpática. El chico salió por la puerta con los otros hombres. Me quedé vagueando de nuevo en el sofá y luego comí con mi madre. Loulogio me llamó por la tarde y quedamos para tomar algo. Fuimos a una cafetería y entrando, unos fans le pidieron unas fotos.
- Por eso tengo que ducharme. –dijo trayendo un café y un té para mí.
- ¿Eh?
- Tengo que estar presentable para mis princesos.
- Oh. ¿Pero tú te duchas? –reí
- De vez en cuando. Una vez, me emocioné tanto que estuve a punto de ducharme. –bromeó
- Hostias, hoy han venido unos tíos a ayudarnos con la mudanza y un chico me ha pedido el número.
- ¿Y se lo has dado? –rió
- Que va, le he dicho que no tenía móvil. Pero dice que tiene el de casa el muy cabrón.
- ¿Y cómo se llama el puto ese?
- Yamir o algo así parecido.
- ¿Un paki? –rió Lou.
- Si, un paki. –reí
Loulogio dio un sorbo al café y le hice una foto.
- ¡Loulogio tomando café de verdad! Toma café con Lou. –le escribí a Mangel en el móvil.
- ¿Le gastamos una broma? –propuso Loulogio.
- Por supuesto. –reí dándole el móvil.  Pusimos número oculto y marcó.
- ¿Dígame? –dijo con la voz dormida.
- Hola señor. –Loulogio imitó la voz de Punset. - ¿Está contento con su pan? –me cubrí la boca con las manos para no soltar una carcajada.
- ¿Contento con mi queh? –dijo Mangel
- Tenemos el nuevo pan bimbo, cien por cien natural, y de regalo un oso albino que no hace nada. –siguió imitando. Mangel rió por el móvil.
- ¿Punset? Ehpera. ¿Lou? Que cohone…
Loulogo soltó una risa, por no decir la que solté yo. Louloguio no dejó de hacer de sus tonterías, esas que te matan de risa.


- ¡Compadre! –rió Loulogio.
- ¡Hombreh! –dijo Mangel.
- Alojaa. –exclamé yo.
- Me ha suhtituido por una barba eh cebra –rió Mangel
- Es que es demasiado sexy para mi body. –imité a Rubius acariciando la barba de Loulogio.
- Pueh ya me la dejaré yo también. –bromeó Mangel.
- Claro que sí hermano. Yo te enseño como se hace para mantenerla sana y pantene. –dijo Loulogio.
- ¡Ni hablar! –exclamé. –Mangel está bien como está y fin. –escuché la risa de Mangel por el móvil.
- Uy, yo he notado feeling ahí. –dijo Loulogio. Le di un codazo.

Estuvimos hablando más rato con él y luego nos empezamos a dirigir al teatro, ya que Lou tenía que hacer pruebas de sonido.





viernes, 15 de noviembre de 2013

Capítulo 29

HOLIIIS! Que si, que subo dos por que el 18 es mi cumpleaños y mañana celebro la fiesta JJUAJUAJUAJUAJAUAJUA Pue eso. Que disfruteih <3
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Desperté cuando mi tía abrió la puerta de mi habitación.
- Prepárate cariño, que vamos a salir a cenar fuera. –sonrió con su acento inglés. – Te puedes duchar,  está todo preparado.
Me dirigí al baño y como había dicho, estaba todo preparado. Una toalla grande para el cuerpo y encima otra más pequeña para el pelo, como un hotel. Me hice una ducha rápida y me vestí para salir. Salimos hacia el ascensor.
- Mamá, luego he quedado un rato con Loulogio.
- ¿Lou qué?
- El de la barba rara de esta mañana. –sonreí. Le tenía que explicar siempre lo que a todas las madres (supongo), si les decías el nombre de alguien no sabían quién era, siempre características tenía que dar.
Cenamos algo aunque yo cené poco y ligerito por si Loulogio quería comer algo por ahí. Mis tíos y mi madre se fueron y yo llamé a Lou.
- ¿Hombre holaquetal?-dijo en la otra línea.
- Que me quedao aquí. ¿Hacemos algo por ahí?
- Yo estoy ensayando para el monólogo de mañana. ¿Si te quieres venir?
- ¿Está Anselmo? –reí
- Esta, esta. –hizo una pausa. –Hola juapa. –puso la voz de Anselmo.
- Venga pues voy para allá. –empecé a andar siguiendo las indicaciones que me daba. Llegué rápidamente y subí al piso.
- Alojaaa. –abrió la puerta y nos saludamos.
- A ver ese monólogo. –sonreí. Me señaló el  sofá y me lanzó una batamanta. -¿Quieres algo para picar? –se dirigió a la cocina.
- ¿Las palomitas también las cocinas tu? –bromeé.
- Oye, que yo soy mejor que Arguiñano, eh, eh, eh que te reviento la cara.- gritó bromeando. Soltó una risa y me trajo unas palomitas.
- Uy si vamos, eres su hijo perdido. –reí metiéndome unas palomitas en la boca.
Empezó el monólogo y he de decir que en mi vida había reído tanto. Lou cogió a Chufa, una de sus gatas y la hizo bailar, luego cogió una lechuga de la nevera y  lo empecé a grabar mientras gritaba la canción de la lechuga está pocha.


 Le envié el vídeo a Mangel y él me envió otro vídeo en el que salía riendo a carcajadas. Me dolía la mandíbula y el estómago de tanto reír.
Me despedí de Loulogio y volví a casa, cuando llegué me encerré en la habitación y encendí el ordenador. Hice un Skype con Mangel. Llevaba puestas las gafas.
- ¿Y eso? No te has sabido poner las lentillas eh… Claro, como yo no estoy ahí… -sonreí
- Eh que me quedan más feas y por eso me las pongoh cuando no estah aquí. –rió
- Ohhh que bonico. –dije acariciando la cámara. - ¿Qué dices? Si te quedan perfectas, pareces un modelo de esos de anuncio.
- Ya te guhtaría a ti que yo fuera modeloh. –sonrió él.
De pronto entró alguien por su puesta y se adelantó hacia él como un toro. Rubius casi lo mata tirándolo de la silla.
- ¿Cómo va todo muyaya? –Se sentó en la silla de Mangel, que este se encontraba en el suelo.
- Oh perfecto, pues yo bien. Y cómo veo vosotros también. –Mangel apartó a Rubius de la silla y lo empujó a la cama.
- ¡Dale caloh! –grité.- To ponno para mi –volví a gritar. Mangel sonrió a la cámara y se tiró encima de Rubius. 


Rubius se salió y se acercó a la cámara.
- Me lo hace a mí porque tú no estás aquí. –subió y bajó las cejas.
- ¿Qué diceh que diceh? –rió Mangel
- No te lo dice, pero todas las noches dice tu nombre y se toca pensando en ti. –siguió Rubén. Mangel lo apartó.
- ¡Que te pireh! –Rubius se tiró encima de él y como si fuera un mono lo empezó a sobar, a Mangel le ponía furioso y yo lo sabía. Rubius le sacó las gafas y le bajó la capucha hasta los ojos. Mangel se sacó la capucha y gritó:
- ¡Me cagon dio ya! –y apartó a Rubius. Parecía enfadado, pero soltó una carcajada y se volvió a poner las gafas.

- ¡Adiós muyaya! –Rubius se despidió acercando la nariz a la cámara.
- Adiós, mocoso. –sonreí. Rubius le dijo algo a Mangel y este se quejó, pero luego volvió la vista a la cámara.
- Me tengo que ih marvá, tengo que ayuda a este señor a grabar nosequeh.
- Esta bien tigre. –sonreí – Yo me voy a dormir ya.
- Buenah nocheh – mandó besos a la cámara.
- Adiós. –mandé otro beso.
- Ohhh que bonito. –dijo Rubius. –Ahora venga Mahe. - Mangel asintió y se acercó un poco más al micro y a la pantalla, susurró:
- Te quieroh. –sonrió por última vez y colgó. 


Capítulo 28

Primeroo desí que sii he tardao o algoo es que ayeer fui al concierto de Bruno Mars :'D Que marváo el <3 y buanao quee mientras estoy en clase me dedico a escribir unas 10 paginas ajajajajaj y eso que la novelisha está por empesar <3 jojojo recomendadlaa si queréis y podéi seguirme en twittah: @pathoranmalik y en tumblr Pathoranmalik tambien la subo ahi :3 GRÁSIA <3 
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El tren tardó un poco en arrancar, me dieron una bolsita con uno de esos cascos del chino que al día siguiente ya están rotos. Pusieron una película que ni me molesté en mirar, me saqué la sudadera y la coloqué debajo de mi cabeza, la olí y me dormí al minuto mientras escuchaba esto (pincheen en una nueva ventana<3) >>>> Hand on heart de Olly Murs.

Desperté 2 horas después aproximadamente, gran siesta sí. Me levanté y fui a explorar un rato como era el tren, el AVE es sinceramente muy lujoso. Parecía un tren fantasma, estaban todos dormidos como muertos. Fui hacia el bar y hasta el hombre de la barra se estaba empezando a dormir. Pedí un té de mi sabor favorito, frutas del bosque. Recuerdo que desde pequeña mi madre se tomaba el té, y yo me comía las frutas.
Me dirigí a la ventana del tren, que tenía una pequeña mesita para apoyar cosas, hojeé una de las revistas que había encima, pero no había nada interesante así que me limité a observar el paisaje pasar mientras me acababa el té, iba bastante rápido la verdad.
Se acercó a mí un hombre que tenía pinta de pedófilo del bosque. En efecto, tengo mucha confianza con la gente cómo podéis ver. Hojeó la revista  que había mirado yo hace un rato y yo hice ver que bebía de mi taza vacía. Luego hice lo que seguro que todos han hecho alguna vez, saqué mi móvil y empecé a escribir sobre la pantalla negra, haciendo ver que hacía algo. El hombre con barba blanca me observó, parecía Santa Claus la verdad.
Me hice la simpática y le sonreí, luego me giré y me fui de nuevo a mi asiento. Me volví a sentar mientras miraba la película, ahora habían puesto otra. Llegamos 1 hora más tarde, desperté a mi madre y salimos rápidamente, me esperé sentada mientras mi madre llamaba a mis tíos para que nos vinieran a buscar.  Alguien se sentó a mi lado, me fijé en esas bambas de color rojo anaranjado, esos pantalones marrones, esa camiseta con una L, ese abrigo dejado y esa barba sin cortar. Subí la mirada.
- ¿Lou? –dije riendo.
- ¡Hombre! –giró la mirada y rió. Nos abrazamos. -¿Cómo tu por aquí?
- Mi madre, que se muda a Barcelona. Y yo me he venido una semanita. –sonreí
- Oh que bien. Yo me he venido con este puto. –sonrió señalando hacia su lado. Ni me había fijado que Kion se encontraba ahí sentado con los cascos puestos. Loulogio le dio un codazo y este me miró y sonrió.


- ¡Kion! –nos levantamos y nos dimos un abrazo.
- ¿Qué pasó señorita culiá? –dijo con ese acento que tanta gracia me causaba. Me encantaba la verdad.
- Que el puto se me vuelve a Córdoba. –dijo Loulogio
- ¿Qué dices enserio? –dije algo triste
- Sip, para dedicarme  únicamente a la música junto a Vedito. –sonrió Kion.
- Me abandona como una mierda. –bromeó Lou.
- ¿Cómo dices culiao? No podría dejar esa barba super sexy –dijo acariciando la barba de Loulogio. Imité a Kion e hice lo mismo.
- Oh, la barba no que me pongo loquísimo. –Loulogio puso cara de placer.
En una pequeña pantalla salía la cuenta atrás para el próximo metro que era el que cogería Kion para ir al aeropuerto. Los tres nos levantamos y le hice una seña a mi madre diciéndole que ahora venía, los acompañé escaleras abajo hasta el metro y este ya se acercaba. Kion se giró hacia nosotros y se despidió de mí, luego fue hacia Lou y bueno, esa escena era para verlo. Es duro perder a tu mejor amigo sí, pero es que ellos dos siempre han sido como hermanos y admito que estaba a punto de llorar yo.
- Te quiero puto. –dijo Loulogio abrazándolo.
- Y yo maricón. –rió Kion correspondiendo el abrazo. – Y vos, escucháme. Ni se te ocurra ir a comer a casa de este señor, te va a matar de intoxicación. –hizo su última risa y se dirigió a las puertas del metro mientras bailaba con las maletas.






- Lo tendré en cuenta. –sonreí.
- ¡Buenos días! –se despidió y entró en el metro. Aplastó la cara contra el cristal lo que hizo que riéramos. El metro se alejó y coloqué mi mano sobre el hombro de Loulogio que estaba algo como diría él… pocho.
Subimos las escaleras y nos sentamos se nuevo en el banco. Mi madre se estaba tomando otro café.
- ¿Y cómo te va por Madrid? –sonrió él.
- Bien, he vuelto a hablar con Mangel y Rubius , me están ayudando mucho con todo eso… -sonreí débilmente.
- Hostias si... Lo siento eh. –dijo abrazándome.
- Gracias Lou. 
- ¿Por qué no te vienes mañana a mi monólogo? Te vendrá bien reír un rato, si es que te parece gracioso un gilipollas barbudo como yo bailando vergüenza ajena.
- Encantadamente encantada. –sonreí. – Hombre, me parto con tus vídeos, no me voy a partir contigo en directo… Si es que… -reímos
- ¿Luego te vienes a hacer un café por ahí?
- ¿Un café con Lou un rato? Demasiado mainstream eh.
- Venga y te invito yo. –hizo una mueca. 
- Bueno venga, mientras no cocines tú…
- Oye, no hagas caso del puto de Kion. –rió. –Yo soy el hijo perdido de Arguiñano.
- Uy si vamos, os parecéis tanto. –Loulogio imitó una de sus frases, se puso a cantar como siempre hacia ese personaje. Este hombre te puede hacer reír con tan solo estornudar. – Bueno, pues Auron no dice lo mismo de tus raviolis eh. –le guiñé un ojo.
- Porqué Auron es puta. –rió
Mi madre se acabó el café y se levantó de la silla, me hizo un gesto y me despedí de Loulogio y volví con ella. Salimos a la calle y me fijé en el paisaje, recordando las cosas que había vivido ahí, la verdad, lo echaba de menos.

Mis tíos nos vinieron a buscar en coche y nos llevaron a casa. Dejamos las cosas y entré a todas y cada una de las habitaciones a explorar todas las cosas que habían formado parte de mi pasado. Dejé las cosas en mi habitación y me eché una siesta,  no antes sin enviar un mensaje a todos conforme había llegado bien. 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Capítulo 27

Sonó mi odiosa alarma a las 6:30 de la mañana. Sí, que puto asco madrugar. Me desperté y Lou estaba durmiendo conmigo, se debería colar ayer por la noche. Lo raro es que no lo sintiera, porque siempre que duerme conmigo me muerde, me hace cosquillas en la cara con los bigotes o me la lía. Llamé a Mangel y quedamos en la estación en media hora.
Me vestí rápidamente y desperté a Laura, desayunamos algo y mi madre nos vino a buscar. Por cierto, mi hermana Tania, vendría la semana que viene. Cuándo yo me fuera.
Le di las llaves del piso a Laura.
- Hazte una copia. –nos sonreímos.
Llegamos a la estación y todavía faltaba bastante para que saliera el AVE. Mi madre fue a tomar algo y comprar los tickets. Me quedé con Laura fuera en la entrada, fui a abrir el móvil para enviarle un mensaje a Mangel cuando noté que me cubrían los ojos por detrás. Me giré sobresaltada. Mangel, Rubius y Cheeto.
- Hombre los tres mosqueteros. –sonreí
Cheeto hizo el subnormal e hizo ver que se ponía a llorar, se acercó a mí y me abrazo.
- Ay, ay, ay que te via echa mucho de menoh, ay. –dijo sobándome.
- Anda anda Antonio. Si es una semana. –sonreí
- Estaba imitando el pensamiento de Mangel. –rió Cheeto enviando una mirada a Mangel. Este chasqueó la lengua como forma de ignorancia.
Me fijé en Rubius y Laura, tenían los dos una cara de zombie increíble.
- ¿Cómo os va por el inframundo zombies? –reí. Ellos asintieron con la vagancia más grande del mundo, y mira que yo soy vaga, pero eso ya era demasiado.
- Si eh que se pasan er dia durmiendo y ya se convierte en costumbre. –rió Mangel. Me fijé en que llevaba una cartera colgada de la espalda.
- ¿Y eso? –reí
- Oh. –se sacó la cartera y la abrió dentro estaba la sudadera… de Boston. Me la entregó.
- Un momeeento. ¿Eso no debería de estar en mi lavadora?
- Le dije a Laura que la cogiera de tu casa. –sonrió mirando a Laura. Esta seguía medio dormida.
- Me loh voy  a llevah a que se tomen un café o argo. –dijo Cheeto llevándose a Rubius y Laura. Bien, gracias.
Olí la sudadera  y seguía haciendo el olor a Mangel que tanto me gustaba. Me la coloqué encima, Mangel y yo nos abrazamos.
- ¿Y qué vas a hacer estos días? –dije separándome de él.
- Pueh no mucha cosah, editar vídeos y to eso. –sonrió. – ¿Y usté?
- Pues estaré ayudando a mi madre con las mudanzas todo el día, y seguramente mí madre me obligue a ir a comer con ella por ahí.
- Madres. –dijimos a la vez. Reímos y nos quedamos un rato mirando cómo salía y entraba la gente a la estación.
- Oye, sobre lo que teniamoh que hablar… -dijo girando la mirada hacia mí.
- Déjalo, cuando venga lo hablamos mejor. Que no quiero estar toda la semana atormentada. –le sonreí.
- Si mehó. –dijo él. – ¿Oh y si pasa argo me llamah eh? –puso una cara divertida y bailó.


- Claro que sí papi. Como no voy a estar con mi madre todo el día me van a pasar muchas cosas. –Rió. Miré hacia dentro de la estación y vi a mi madre comprando ya  el billete. Me volví a girar hacia Mangel y apoyé mi frente contra su mejilla él giró la cabeza y me dio un beso en la frente. Comenzó a bajar, me dio un beso húmedo en la nariz mientras con la suya acariciaba mi frente, y luego bajó sus labios hacia los míos y con la nariz acarició mi nariz. Nos dimos un beso largo y cuando nos separamos nos miramos y sonreímos.
Mi madre salió por la puerta y se dirigió a mí, me entregó el billete.
- Date prisa cariño, que en quince minutos salimos. –dijo, se dirigió a un banco y se sentó allí. Cheeto y los demás también salieron por la puerta. Les señalé el billete y Cheeto fue el primero en venir hacia mí mientras decía “Oooooooh”.
- Que dramático que eres eh. –le sonreí dándole un pellizco en la mejilla.
Laura, que parecía ahora más despierta vino hacia mí y nos abrazamos.
- Cualquier cosa ya sabes. –me guiñó un ojo.
- Ya se, ya. –le sonreí. Me dirigí a Rubén y él me sonrió.
- Eso siempre. –le señalé la boca refiriéndome a su sonrisa  – O si no te pongo pinzas.
- Lo mismo te digo muyaya. –volvió a sonreír. Nos abrazamos.
Me volví hacia Mangel. Los demás se apartaron en señal de “dejad un momento de intimidad” que jodidos que son. Mangel  me envolvió en sus brazos, nos habríamos besado, pero ninguno de los dos teníamos la intención ahí delante.

Me despedí bien de todos y me dirigí al tren con mi madre, nos sentamos en las butacas y me puse la música mientras  observaba por la ventana.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Capítulo 26

Llamé a Laura y quedamos para ir a un Mc Donalds, comida basura, vida sana. Irónico nuestro lema ¿Verdad?
Llegué y minutos después apareció ella, pedimos algo de comer (como siempre yo me pedí unos nuggets) y nos sentamos.
- A vé, lo que te tenía que decir. –me dirigí a ella.
- ¿Es muy grave? –dijo dando un mordisco a su hamburguesa.
- No, pero tampoco es lo mejor del mundo.
- A ver cuéntame. –ahora dio un sorbo a su Coca Cola.
- Nos vamos a Barcelona. –sin darme tiempo a seguir contando, Laura escupió un poco de su Coca Cola y tosió. - ¡No espera! O sea yo no. –reí dándole golpecitos en la espalda.
- Joder no me asustes así. –volvió a toser.
- O sea, me voy una semana tonta. –reí
- ¿Y eso?
- Mi madre, que se muda por trabajo y toda la pesca.
- Bueno tía, a ver si mejoran las cosas, o si no ya sabes. Mi culo está disponible para ti, todo lo que quieras, cuando quieras.-bromeó guiñándome un ojo.
- Lo sé, cacho de mierda. –sonreímos.
- ¿Y cuando te vas?
- Pues mañana por la mañana.
- Joder, pues mis padres vienen hoy por la noche, adiós libertad.
- Quédate en mi casa mujé.
- ¿Enserio? –rió
- Pronto también será tuya, yatusabeh. –sonreí
- ¡Yei! Cuando vuelvas lo preparamos todo.
Acabamos de comer y acompañé a Laura a su casa, cogimos a Lou y se vino a la mía.  Entramos y dejé las cosas sobre la mesa. Todavía faltaban unas pocas horas para que se hiciera oscuro del todo, así que decidí ir a ver a Tamara.
- Oye niña, que me voy a ver a Tam. ¿Te vienes? –me giré y la vi acomodada en el sofá con la manta encima.
- Nah, si eso yo ya… -se acurrucó en la manta.
- Por supuesto. Tú ya te las arreglas para dormir mejor. –reí
Salí por la puerta y me dirigí a casa de Tam, estaba llegando al portal de su casa y me olvidé que no la había llamado. Cogí el móvil y marqué su número.
-  Oye mahara. –dije al móvil
- Digame usted. –dijo por la otra línea
- ¿Me puedo pasar un momento por tu casa?
- ¿Tienes ganas de mandanga eh? –rió ella. –Cuando tú quieras mujer.
- Claro que sí. –reí. – Pues para tu información ya estoy llegando a tu puerta. –reímos.
Llamé al timbre y me abrió la puerta.
- Violador a domicilio. –sonreí poniendo una voz de asesino.
- ¿Cuánto la hora? –hizo lo mismo ella.
- ¿Pero si soy un violador como te voy a cobrar mujer? –reímos
- Anda pasa loquilla. –entré en su casa y me senté en el sofá de su salón.
- ¿Cómo te va con Mario Bros? –sonreí
- Subnormal. –sonrió. –Pues creo que ahora está matando champiñones por ahí.
- Enséñame una foto suya anda. –levanté las cejas.
- Uy no me fio… que me lo fichas para tu lista de asesinatos. –dudó por un momento pero luego sacó el móvil y me enseñó una foto. Era el típico rubio, de ojos verdes, sonrisa preciosa y seguramente lo más maravilloso del mundo. Pero se veía que parecía majo.
- Venga a este lo dejare pasar. –le sonreí
- Eso espero. –reímos.
Nos sentamos un rato y miramos la televisión.
- ¿Sabes que mi madre se muda a Barcelona? –dije sin apartar la vista del televisor.
- ¿Qué dices enserio? –giró su cabeza hacia mí. Asentí.
– Sip, yo me voy una semana con ella, así que tendrás que cuidar de ti tu sola, que ya eres mayorcita.
- Joérs, yo no sé cuidar de mi misma. –se quejó en broma.
- Pues te dejo puesto esto y ya está. –cogí el mando y  cambié de canal, salió un canal infantil. Y los dibujos de Doraemon.
- Hostias. ¿Te acuerdas? –reímos recordando cuando lo mirábamos siempre juntas después del cole.
Nos quedamos un rato mirando la televisión y hablando, luego me despedí de ella y me fui para casa. Laura, como siempre seguía dormida en el sofá. La dejé ahí durmiendo y me dirigí a la cama. Recibí un mensaje, vaya en el momento justo.
*Conversación*
Mangel: Buenas noches:)
Yo: Vale. ¿Dónde tienes las cámaras? Ya estoy metida en la cama :’D
Mangel: Hombre, nos vamos a la hora que dicen los Lunnies.
Yo: jajajaj, a mí los Lunnies no me mandan. No me da miedo nada, que soy de Barcelona. Chaval.
Mangel: Uy que malota me ha salido… Eso no me gusta D:
Yo: Claro que no te gusta, te encanta ;D
Mangel: Lo sabes. Venga, buenah noshe. 
Me envió esta foto: 

Yo: OISH Miralo que bonico. Eso es delito.
Mangel: Bueno, entonces tu ya estarás en la carcel, enchironá. -sonreí como una tonta al móvil.
Yo: Anda anda mardito. Mañana nos llamamos para quedar en la estación
Mangel: Hasta adioh 

*Fin conversación*

sábado, 9 de noviembre de 2013

Capítulo 25

Desperté por unos rayos de sol que entraban por la ventana. Hombre, por fin hace buen tiempo, aun que me encante la lluvia nunca está mal el sol. Cubrí mis ojos con la mano y Mangel estiró también su mano y la junto contra la mía.
 Estiré mis brazos soltando un bostezo. Mangel hizo lo mismo y  me dio un beso en la cabeza.
- Buenoh diah. –me giré hacia él y lo miré a los labios, resistiéndome a no besarlos, Mangel cogió un mechón de mi pelo y lo enredó entre sus dedos. Nos quedamos un rato haciendo el vago hasta que me levanté y me dirigí al baño.  Noté mi móvil vibrar en el pantalón, me había dormido así, exacto. Lo abrí y tenía un Wazzá de Laura.
*Conversación*
Laura: ¿Estaas despierta nena?
Yo: Hombre señora Doblas ¬¬
Laura: Hombre señora Rogel ¬¬
Yo: Enga. ¿Por qué no te quedaste a dormir?
Laura: Estabais vosotros muhé :’D
Yo: Pero podías dormir en la cama de Mangel, o quién sabe. Con Rubén grrr >:D –bromeé.
Laura: Já. Anda y que te den.
Yo: Oye tu, que te tengo que contar una cosica.
Laura: Digame usté.
Yo: ¿Te va bien quedar pa comer?
Laura: Hombre, pues sii ;D
Yo: Pue eso, nos llamamos.
Laura: Pues vale :3
Yo: Pues adiós :’D
Laura: Me encantan nuestras despedidas :’)
Yo: To épicas.
Escribiendo…

No pude ver lo que había contestado Laura puesto que alguien me rodeó por la cintura con los brazos. Miré al espejo y Mangel se encontraba detrás de mí, me acercó a su cuerpo y me dio un beso en el cuello.
- Vaya, tenemos a alguien muy cariñoso hoy. –sonreí estremeciéndome  por lo del beso.
- Sabeh que una semana es mucho pa mí. –dijo con una sonrisa.
Nos miramos los dos en el espejo, la verdad y no miento. Hacíamos buena pareja juntos. Apreté sus manos contra mi estómago y luego me giré de cara a él, quedando apoyada sobre la pica.
- Yo también voy a echar de menos a mi tigre.
Mangel me miró por un momento, un momento largo. Se acercó a mis labios lentamente y yo sin pensarlo coloqué mis manos detrás de su nuca y lo besé. Se podía decir que nos besamos apasionadamente, él me cogió por la cintura y me subió sobre la pica, di un pequeño salto al notar el mármol tan frío. Pero se pasó en cuestión de segundos.
Mangel pasó sus labios a mi cuello y lo empezó a besar, me dejó una marca el muy cabrón.
- ¿Así que esta era tu venganza no? –le sonreí.
- Exacto. –rió el volviéndose a acercar a mis labios.
Nos besamos durante un rato largo más, hasta que alguien abrió la puerta, perfecto _____ eres muy lista. No pones el pestillo. Mangel y yo nos dimos un susto de muerte.
- Ostias. –rió Rubén. Cerró la puerta rápidamente y pude escuchar como reía al otro lado de esta.
- Será ioputa. –rió Mangel poniendo la mirada hacia arriba. Abrió la puerta y Rubius empezó a reír en forma de burla, Mangel le empezó a dar golpes suaves.



- ¡Existen los pestillos! –rió mientras se cubría la cara. – ¡Tortolitos!
- ¡Que te pireh!
- ¡Que os piréis vosotros a un Motel! –dijo él sin dejar de cubrirse la cara.
- ¡Oye! –me adelanté hacia él, estaba muerta de vergüenza pero intentaba disimular.
Aparté sus manos de su cara y me miró como si lo fuera a matar. Se apartó y empezó a bailar con cara divertida.
- Os he pillado, os he pillado. –rió.
- Cállate ya. –dije con vergüenza.
- Aish que vais a tener Mangelitos eh. –me dio un toque en la barriga.
- ¿Qué dices tú? –reí apartándome.
- Déjalo está mahara. –dijo Mangel.
- Oye tu Padawan. –Rubius se dirigió a Mangel
- ¿Qué quiereh? –rió este.
- Protección. –Rubius bajó y subió las cejas.


- ¡PIREH! –Mangel cogió un cojín y se lo tiró, este se metió en la habitación mientras reía a carcajadas.
- Bueno, que yo me voy ya señor. –me dirigí a Mangel.
- ¿Yah? –dijo poniendo cara de pena.
- Si, he quedado con Laura pa comer. –reí
- Ehta bien. –sonrió y nos abrazamos.
- ¡Adios subnormal! –grité dirigiéndome a Rubius.
- Pero no grites muyaya. –asomó la cabeza por la puerta, tenía todavía el rostro cansado.
- Si es que te pasas la vida durmiendo. –me acerqué a él y le di una palmadita en la cara.
- ¿Vais a iros a un Motel? –rió Rubén.
- Claro que sí, lo que tú quieras. –puse los ojos en blanco y me giré hacia la puerta. Rubius rió y cerró la puerta de su habitación –Venga adiós.-abrí la puerta y di un paso adelante, no llegué al segundo cuando Mangel me cogió por la manga y me llevó hacia él.
- Oye, tenemoh que hablah –hizo una pausa. –Cuando puedah
- Lo sé. –le  sonreí, ya sabía sobre lo que teníamos que hablar. –Me voy a ir mañana pronto, así que…
- ¿Te creh que no me voy a despedih de ti? –sonrió para mí.
Fue un impulso entre los dos, algo raro, pero nos acercamos uno a otro y nos dimos un beso, como si fuera lo más natural del mundo.

- A eso me refiero. –le sonreí y salí por la puerta, me dirigí a las escaleras y salí hacia la calle.