viernes, 29 de noviembre de 2013

Capítulo 37


Desperté con el sonido del móvil sonando, mi madre me estaba llamando. Lo cogí como pude.
- ¿Si? –dije
- ¿Cariño? ¿Vendrás a comer? Yo es que me voy ahora a trabajar.
- Yo ya me voy a comer con Tamra. –mentí. No sabía a qué hora o cuando saldría de ahí.
- Esta bien cariño, cuídate. –colgué y miré a Mangel que seguía dormido. Le mordí los labios para que se despertara y abrió los ojos de golpe.
- ¿Queh? –frunció el ceño como si no supiera donde estaba, volvió a bajar la cabeza y sonrió con los ojos cerrados.
- No, no. Arriba ya. –lo removí. Sonrió pero siguió son moverse. Levanté mi cabeza hasta la suya y abrí mucho los ojos delante de los suyos. Los abrió y se volvió a asustar. Aparté mi cara pero él me volvió a acercar y me besó dulcemente. Solté una risa, lo volví a besar cuando alguien asomó la cabeza por la puerta. Laura entró, pero luego volvió a salir cuando nos vió.
- Hostias, otra vez. –reí cubriéndome la cara con la sudadera de Mangel.
- Ya sabía yo. –volvió a entrar Laura. Se acercó a nosotros y guiñó un ojo mientras chasqueaba la lengua.
- Que pasah. –Mangel se frotó los ojos. Laura nos hizo una mirada.
- Eso ha sido muy real, veo amor eh. –reí con vergüenza pero no dije nada, solo escondí la cabeza entre el brazo de Mangel y me estiré mi cuerpo soltando un bostezo. -¿Qué me quieres decir con eso? –dijo Laura. Miró a Mangel fijamente y este lo miró a ella, hicieron un concurso de miradas, ella le dio en la cara y soltó una risa.
- ¿Y dónde os habéis quedao a dormir? –le pregunté
- En casa del barbas. –sonrió ella.
- ¿Todos en casa de Lou?
- Sipes, por el sofá, por el suelo… nos hemos repartido por su casa. –rió. – Bueno. ¿Y a ti cuando te dan el alta?
- Pues hoy mismo. –dijo una enfermera entrando por la puerta.
- Anda que bien. –dijo Laura.
- ¿Y lo del brazo? –dije yo. -¿Qué me ha pasado? Sigo sin enterarme.
- Nada, solo un esguince grave, tú solo reposa y no muevas la muñeca para nada.
- ¿Pero cuando me lo saco? No vivo aquí, no podré venir.
- Pues en unas dos semanas más o menos, yo te doy un papel y tu solo tendrás que ir al hospital para que te lo saquen. ¿Vale cariño? –dijo recogiendo un poco la habitación y entrando una bandeja donde había comida.
- Está bien. –bufé. La enfermera se fue por la puerta. – Perfecto, ahora a pensar una escusa.
- Ya nos inventaremos algo. –rió Laura.
- Yo me tengoh que duchah. –comentó Mangel.
- Dúchate ahí hombre. –Laura le señaló la ducha del baño.
- Si hombreh. –dijo él.
- No tienes cojones. –Laura lo retó. Mangel puso mirada asesina.
- ¿Qué noh? –se cogió el paquete y se dirigió a la ducha, nos hizo reír.
Me quedé con Laura haciendo el subnormal.
- ¿Y eso? ¿Estáis juntos o qué? –hice una sonrisa.
 - Ah… Adivinas. –reí pícara.
- Así que sí. –sonrió.
- Oye. ¿Y cómo te va con el trabajo? –dije.
- Bien, estos días estoy ayudando mucho. –ayuda a sus padres en un restaurante. - ¿Y a ti Mary Pili? –rió
- Ahora hace bastante que no voy, pero recuperaré todo. –sonreí, por cierto, no sé si había mencionado que me dedicaba a la fotografía. Era provisional, pero era algo.
Nos quedamos un rato en silencio.
- ¿Y por Madrid ha pasado algo interesante? –reí.
- Pues…
- ¡Que tu gato ahora es obeso! –la interrumpió Rubén entrando por la puerta, llevaba puesta una de sus gorras.
- Si hombre, tu no me lo tocas. –reí. Se acercó a nosotras y le dio dos besos a Laura luego me abrazó. –Joder está más duro que mis pezones. –le dio un toque a la escayola.  Cogió un rotulador y me firmó: Dibujó un Doge mal hecho y puso: “Los Doges obesos dominarán el mundo <3” Laura también me firmó: “Para mi Zorra más especial <3 “ escribió. Sonreí mientras miraba las firmas. Rubius se sentó encima de Laura, que se encontraba en el sillón.
- ¡Eh sería al revés! –se removió para que saliera, pero él la ignoró y puso música. Sonó I love It y Rubius se empezó a menear encima de Laura, esta se quejó. - ¡Quita obeso! –rió.
Mangel salió del baño aún con el pelo mojado y Rubius se dirigió a él, sacó unas gafas que llevaba y se las puso a Mangel, empezaron a bailar mientras daban saltos.






- ¡Que vendrá la policía hombre! –reí
- ¡Pueh que vengan! –rió Mangel. Lo cogí del brazo y le enseñé las firmas que me habían dibujado. Cogió el rotulador y escribió:


“Somos Boston” 

No hay comentarios:

Publicar un comentario