domingo, 17 de noviembre de 2013

Capítulo 30

Pueeh si, cuergo uno larguillo por que mi cumpleaños es dentro de minutos JOJOJOJOJ (el día 18 concretamente) JAJAJAJ
TOMEEN:D
----

Esa noche, dormí con el ordenador entre las manos. ¡Viva la radiación!  Mi madre siempre me decía que me acabaría dando cáncer si me pasaba con el ordenador todo el día. Desperté algo tarde, no había nadie en casa. Hice una llamada a Laura y otra a Tamara, nos contamos cosas y luego me quedé remoloneando sobre el sofá. Mi madre entró por la puerta.
- Hija, tus tíos ya se van. Se esperó a que me levantara del sofá pero es que hacia tanto frío y se estaba tan bien en el sofá calentita… Finalmente me vi obligada a levantarme y con el pijama salir a la calle a despedirme. Me daba igual la verdad, ir en pijama.  Fuera había dos camiones gigantes de mudanza. Salieron de él unos cuantos hombres  para supongo ayudarnos a subir algunas cosas, ya que mis tíos habían vendido casi todos sus muebles, se podía decir que estábamos a dos velas, o mejor dicho, a dos camas y un sofá. Los hombres se encargaban de llevar las cosas de más peso mientras yo ayudaba con mi madre a llevar cosas no tan pesadas.
Cogí unas cuantas sillas yo sola, pero pesaban más de la cuenta. Tonta yo. Estuve a punto de matarme cuando alguien sujetó las sillas. Un joven que acompañaba a los hombres, hizo una sonrisa picara y guiño un ojo. Yo puse cara de… ¿De qué vas? Pero me di cuenta de que me acababa de ayudar.
- Gracias. –dije ayudándolo a poner las sillas en el suelo.
- Yamir. –sonrió tendiéndome la mano. Me quedé callada un segundo dudando de si tener tanta confianza con él.
- ______. –dije al fin mientras hacíamos un apretón de manos.
- ¿Vives aquí? –preguntó. Tenía un acento raro la verdad, se notaba que no era de ahí.
- No, vivo en otro lado. –dije cortante.
- ¿Dónde? –preguntó con la sonrisa aún en la cara. En realidad me daba pena, solo intentaba ser simpático conmigo el chaval.
- Córdoba. –le mentí. Fue lo primero que se me ocurrió. Y la verdad, no sé porque mentí.
´  - Buen sitio. –sonrió. Yo asentí y volví con mi madre para seguir ayudando, cuando acabamos de subir todo lo que quedaba me senté en el sofá a descansar un rato. Me coloqué un cojín sobre la cara y pude notar como Mangel pasaba su cálida mano por mi estomago, me saqué el cojín y no había nadie, nada.
Mi madre subió por las escaleras con dos de los hombres y Yamir. Fueron a la cocina para beber algo de agua y mientras mi madre les pagaba Yamir se acercó.
- ¿Tienes número? –dijo sacando su móvil. ¿Qué? ¿Perdona? Ni me conoce y ya me pide el número… En fin.
- No tengo móvil, lo siento. –mentí otra vez.
- Bueno, tengo el número de tu casa. –sonrió. Vaya tío, que morro tiene eh. - ¿Esta noche puedes salir? – JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Espera.
- Que va… -hice una pausa. –He quedado con –hice otra pausa. –mi novio. –Vale, no quería parecer borde, pero es que es un pesao y se tiene que admitir. Me referí a Loulogio con eso de novio, por si le daba por seguirnos o algo.
- Oh, no importa. –no se rinde nunca eh. –Cuando puedas me llamas y tomamos algo. –dijo entregándome un papel, no me molesté en mirarlo.
- Vale, adiós. –puse cara de simpática. El chico salió por la puerta con los otros hombres. Me quedé vagueando de nuevo en el sofá y luego comí con mi madre. Loulogio me llamó por la tarde y quedamos para tomar algo. Fuimos a una cafetería y entrando, unos fans le pidieron unas fotos.
- Por eso tengo que ducharme. –dijo trayendo un café y un té para mí.
- ¿Eh?
- Tengo que estar presentable para mis princesos.
- Oh. ¿Pero tú te duchas? –reí
- De vez en cuando. Una vez, me emocioné tanto que estuve a punto de ducharme. –bromeó
- Hostias, hoy han venido unos tíos a ayudarnos con la mudanza y un chico me ha pedido el número.
- ¿Y se lo has dado? –rió
- Que va, le he dicho que no tenía móvil. Pero dice que tiene el de casa el muy cabrón.
- ¿Y cómo se llama el puto ese?
- Yamir o algo así parecido.
- ¿Un paki? –rió Lou.
- Si, un paki. –reí
Loulogio dio un sorbo al café y le hice una foto.
- ¡Loulogio tomando café de verdad! Toma café con Lou. –le escribí a Mangel en el móvil.
- ¿Le gastamos una broma? –propuso Loulogio.
- Por supuesto. –reí dándole el móvil.  Pusimos número oculto y marcó.
- ¿Dígame? –dijo con la voz dormida.
- Hola señor. –Loulogio imitó la voz de Punset. - ¿Está contento con su pan? –me cubrí la boca con las manos para no soltar una carcajada.
- ¿Contento con mi queh? –dijo Mangel
- Tenemos el nuevo pan bimbo, cien por cien natural, y de regalo un oso albino que no hace nada. –siguió imitando. Mangel rió por el móvil.
- ¿Punset? Ehpera. ¿Lou? Que cohone…
Loulogo soltó una risa, por no decir la que solté yo. Louloguio no dejó de hacer de sus tonterías, esas que te matan de risa.


- ¡Compadre! –rió Loulogio.
- ¡Hombreh! –dijo Mangel.
- Alojaa. –exclamé yo.
- Me ha suhtituido por una barba eh cebra –rió Mangel
- Es que es demasiado sexy para mi body. –imité a Rubius acariciando la barba de Loulogio.
- Pueh ya me la dejaré yo también. –bromeó Mangel.
- Claro que sí hermano. Yo te enseño como se hace para mantenerla sana y pantene. –dijo Loulogio.
- ¡Ni hablar! –exclamé. –Mangel está bien como está y fin. –escuché la risa de Mangel por el móvil.
- Uy, yo he notado feeling ahí. –dijo Loulogio. Le di un codazo.

Estuvimos hablando más rato con él y luego nos empezamos a dirigir al teatro, ya que Lou tenía que hacer pruebas de sonido.





No hay comentarios:

Publicar un comentario