martes, 5 de noviembre de 2013

Capítulo 23

Joder, si Mangel seguía haciendo eso me acabaría quedando dormida. Me volvió a dar un beso en la tripa y luego la acarició.
- Aish tigre. –me levanté la almohada y lo miré, este me sonrió y volvió a colocar sus labios sobre mi tripa e hizo una pedorreta por así decirlo, como se les hace a los bebes. Solté una carcajada y Mangel lo volvió a hacer haciendo que me estremeciera de la risa. Mangel bajó mi camiseta de golpe y Cheeto entró por la puerta, disimulamos lo ocurrido, me volví a colocar la almohada sobre la cara para aguantar la risa, pero dejé un hueco para observar a Mangel, este cogió mi móvil y empezó a cotillear cosas. Me levanté rápidamente y le saqué de las manos.



- De eso nada, monada. –le guiñé un ojo. –Ahora tengo que cambiar la contraseña.
- ¿Te la ha adivinao? –rió Cheeto.
- Si, el mamón se las sabe todas. –dije mirando a Mangel que este sacó la lengua.
- ¿Y cómo era? –dijo Cheeto acercándose a Mangel.
Mangel le susurró algo que pude escuchar.
-  Mangel tiene una polla que no se la merece. –Cheeto soltó un uuuuh y rió.
- Subnormal, no se puede poner tan larga. –reí. Escribí otra contraseña ocultando el móvil de sus miradas, no se me ocurría mucha cosa que poner, pero espero que Mangel no la adivine aun que es demasiado fácil creo yo. Escribí: Mammoth.
- Bueno Sheeto, nosotroh nos vamoh a ir ya. –Mangel me miró.
- Ah, cierto. –dije apartando la mirada del móvil.
- Si, que a mí me ha llamao Mario pa quedah un rato. –dijo Cheeto.
- Mándale un saludo de mi parte. –le sonreí. Mario Dickstroy, un mahara, está muy loco pero me cae muy bien.

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Mangel y yo nos despedimos de Cheeto y salimos por la puerta, nos dirigimos hacia la parada de bus cuando vimos que estaba a punto de salir. Mangel cogió mi mano y corrimos hacia el bus, pero cuando llegamos ya había salido.
- Perfecto, con las ganas que tengo de andar… -me quejé.
- Venga vamoh. –dijo tirando de mi mano, pero al ver que yo no me movía se giró hacia mí. -¿Te tengo que llevah? –rió acercándose a mí, abrí los brazos y Mangel se giró de espaldas a mí. 
Subí a caballo y me sujeté bien rodeando los brazos por su cuello, apoyé mi barbilla sobre su hombro y estuvimos un rato andando. Luego me baje de encima suyo y nos agarramos de la mano, como si fuéramos pareja, y la verdad, me sentía bien así.
- ¿Cómo te ha ido con tu madre? –preguntó después de estar minutos sin hablar. Me acordé que tenía que decirle todavía.
- Pues verás… -empezó a llover y tuve que sacar el paraguas. – Nos vamos a ir a Barcelona… -dije cabizbaja.
- ¿Cómo? ¿Por queh? –dijo dejando de andar. Me giré hacia él.



- Pues mira, mi madre se va a vivir allí por trabajo y bueno… -estaba a punto de decirle que yo solo iba una semana pero no me dejo casi ni hablar.
- ¿Pero tú también? –dijo algo serio.
-No, no.  No podía dejaros aquí. –le sonreí y él hizo lo mismo. Nos pusimos a andar de nuevo. - Y bueno le he prometido que la ayudaría la primera semana con todo. Solo una semana, a ver si mejoran las cosas… -dije con una débil sonrisa.
- Claro que van a mejorar. –me envolvió en sus brazos y me dio un beso en la cabeza.
- Gracias por todo Mangel, de verdad. –dije aún entre sus brazos.
- Nada muhé. –me sonrió y me agarró de la mano.
Me quedé algo empanada por así decirlo, mientras observaba las gotas de agua caer sobre los charcos que inundaban nuestros pies. 





Me estaba cayendo muerta de sueño y todavía no sabía dónde me iba a quedar a dormir. La casa de Mangel quedaba más cerca así que nos dirigimos primero ahí. Entramos por el portal e intentamos no matarnos por la escalera.
- Cuidao no noh pase como la otra veh.- Mangel y yo nos mandamos una sonrisa recordando el día en que nos caímos de culo.
- Lo mismo digo, patoso.
- Patosa tu. –sonrió.
- Cuac. –reímos a la vez.

Seguimos subiendo con cuidado cuando de pronto escuchamos un grito, la voz de Rubius. Estaba discutiendo con alguien, Mangel y yo nos miramos y me agarró del brazo, subimos rápidamente las escaleras pero con algo de cuidado y pude divisar bien la escena y con quien estaba discutiendo Rubén. Se trataba de Jannies. 

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