viernes, 15 de noviembre de 2013

Capítulo 29

HOLIIIS! Que si, que subo dos por que el 18 es mi cumpleaños y mañana celebro la fiesta JJUAJUAJUAJUAJAUAJUA Pue eso. Que disfruteih <3
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Desperté cuando mi tía abrió la puerta de mi habitación.
- Prepárate cariño, que vamos a salir a cenar fuera. –sonrió con su acento inglés. – Te puedes duchar,  está todo preparado.
Me dirigí al baño y como había dicho, estaba todo preparado. Una toalla grande para el cuerpo y encima otra más pequeña para el pelo, como un hotel. Me hice una ducha rápida y me vestí para salir. Salimos hacia el ascensor.
- Mamá, luego he quedado un rato con Loulogio.
- ¿Lou qué?
- El de la barba rara de esta mañana. –sonreí. Le tenía que explicar siempre lo que a todas las madres (supongo), si les decías el nombre de alguien no sabían quién era, siempre características tenía que dar.
Cenamos algo aunque yo cené poco y ligerito por si Loulogio quería comer algo por ahí. Mis tíos y mi madre se fueron y yo llamé a Lou.
- ¿Hombre holaquetal?-dijo en la otra línea.
- Que me quedao aquí. ¿Hacemos algo por ahí?
- Yo estoy ensayando para el monólogo de mañana. ¿Si te quieres venir?
- ¿Está Anselmo? –reí
- Esta, esta. –hizo una pausa. –Hola juapa. –puso la voz de Anselmo.
- Venga pues voy para allá. –empecé a andar siguiendo las indicaciones que me daba. Llegué rápidamente y subí al piso.
- Alojaaa. –abrió la puerta y nos saludamos.
- A ver ese monólogo. –sonreí. Me señaló el  sofá y me lanzó una batamanta. -¿Quieres algo para picar? –se dirigió a la cocina.
- ¿Las palomitas también las cocinas tu? –bromeé.
- Oye, que yo soy mejor que Arguiñano, eh, eh, eh que te reviento la cara.- gritó bromeando. Soltó una risa y me trajo unas palomitas.
- Uy si vamos, eres su hijo perdido. –reí metiéndome unas palomitas en la boca.
Empezó el monólogo y he de decir que en mi vida había reído tanto. Lou cogió a Chufa, una de sus gatas y la hizo bailar, luego cogió una lechuga de la nevera y  lo empecé a grabar mientras gritaba la canción de la lechuga está pocha.


 Le envié el vídeo a Mangel y él me envió otro vídeo en el que salía riendo a carcajadas. Me dolía la mandíbula y el estómago de tanto reír.
Me despedí de Loulogio y volví a casa, cuando llegué me encerré en la habitación y encendí el ordenador. Hice un Skype con Mangel. Llevaba puestas las gafas.
- ¿Y eso? No te has sabido poner las lentillas eh… Claro, como yo no estoy ahí… -sonreí
- Eh que me quedan más feas y por eso me las pongoh cuando no estah aquí. –rió
- Ohhh que bonico. –dije acariciando la cámara. - ¿Qué dices? Si te quedan perfectas, pareces un modelo de esos de anuncio.
- Ya te guhtaría a ti que yo fuera modeloh. –sonrió él.
De pronto entró alguien por su puesta y se adelantó hacia él como un toro. Rubius casi lo mata tirándolo de la silla.
- ¿Cómo va todo muyaya? –Se sentó en la silla de Mangel, que este se encontraba en el suelo.
- Oh perfecto, pues yo bien. Y cómo veo vosotros también. –Mangel apartó a Rubius de la silla y lo empujó a la cama.
- ¡Dale caloh! –grité.- To ponno para mi –volví a gritar. Mangel sonrió a la cámara y se tiró encima de Rubius. 


Rubius se salió y se acercó a la cámara.
- Me lo hace a mí porque tú no estás aquí. –subió y bajó las cejas.
- ¿Qué diceh que diceh? –rió Mangel
- No te lo dice, pero todas las noches dice tu nombre y se toca pensando en ti. –siguió Rubén. Mangel lo apartó.
- ¡Que te pireh! –Rubius se tiró encima de él y como si fuera un mono lo empezó a sobar, a Mangel le ponía furioso y yo lo sabía. Rubius le sacó las gafas y le bajó la capucha hasta los ojos. Mangel se sacó la capucha y gritó:
- ¡Me cagon dio ya! –y apartó a Rubius. Parecía enfadado, pero soltó una carcajada y se volvió a poner las gafas.

- ¡Adiós muyaya! –Rubius se despidió acercando la nariz a la cámara.
- Adiós, mocoso. –sonreí. Rubius le dijo algo a Mangel y este se quejó, pero luego volvió la vista a la cámara.
- Me tengo que ih marvá, tengo que ayuda a este señor a grabar nosequeh.
- Esta bien tigre. –sonreí – Yo me voy a dormir ya.
- Buenah nocheh – mandó besos a la cámara.
- Adiós. –mandé otro beso.
- Ohhh que bonito. –dijo Rubius. –Ahora venga Mahe. - Mangel asintió y se acercó un poco más al micro y a la pantalla, susurró:
- Te quieroh. –sonrió por última vez y colgó. 


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