domingo, 3 de noviembre de 2013

Capítulo 22

Exacto, el Karma no estaba conmigo, estaba contra mí. Pero es que lo mejor de todo es que yo no hacía nada para parar, al contrario. Deseaba los labios de Mangel, eran como una droga. Pero tenía que parar, alargué la mano que tenía libre ya que con la otra le acariciaba la nuca a Mangel y cogí el móvil. Me empecé a apartar de Mangel poco a poco y creo que el ya vio las intenciones. Abrí el móvil y para mi sorpresa, seguía grabando, uf perfecto ahora he grabado nuestro beso, le enseñé el móvil sin dejar de grabar y  Mangel echo a correr hacia la habitación de Cheeto mientras reía yo seguía grabándolo. Cheeto estaba saliendo de su habitación cuando Mangel pasó por su lado como una bala y se encerró en el cuarto.

(ignorad a a a a a a a alexby1128237237, imaginad que es Cheeto intentandolo coger :'3)



- ¿Qué pasa aquí? –dijo Cheeto.
-¡Corre ayúdame a abrir! –dije tirando de la puerta.
Des de dentro se podía escuchar la voz de Mangel.
- ¿Cheeto onde tieneh los pantalones cohoneh? –gritaba.
- ¡Abre la puerta Antonio! –gritó Cheeto intentando abrir.
- ¡No! –rió Mangel sujetando la puerta.
Cheeto y yo hicimos fuerza y por poco no tiramos la puerta. Logramos abrirla y Mangel corrió hacia una esquina de la habitación cubriéndose con la manta de la cama de Cheeto. Corrí hacia él con el móvil en la mano. Tiré de su manta pero la tenía agarrada como un gorila agarra a su cría.
- ¡Cheeto ayúdame! –reí mientras tiraba. Cheeto vino y me ayudó a tirar, por poco no rompemos la manta también, pero al final a Mangel se le escapó.
- ¡No! –rió Mangel acurrucándose en la esquina como un feto. Hice rápidamente una foto.
- ¡Ja! –reí victoriosa. -¡Pal feisbu! –dije sentándome en la cama de Cheeto mientras miraba el móvil. Mangel se levantó y corrió hacia mí con la manta y se tiró encima de mí envolviéndome en ella.
- ¡No, no! –grité agarrando el móvil entre mis manos con fuerza, el me lo intentaba sacar y Cheeto lo agarraba del pie.  Sonó el teléfono y Cheeto corrió a cogerlo, yo me quedé luchando por que Mangel no me sacara el móvil, lo tenía en una mano y por suerte tengo los brazos largos, estiré el brazo y Mangel intentó llegar a este. Se encontraba sobre mi cuerpo, ay Jesús, yo intentaba entrar en Facebook con una sola mano pero no había manera. Notaba el aliento de Mangel cerca de mí, mmmm menta, cerré los ojos al sentir el olor y cuando los abrí Mangel me miraba con cara rara.
- ¿Qué? –reí.
Mangel me agarró el brazo donde tenía el móvil e intentaba llegar hasta la mano, pero yo se lo impedí agarrándolo por el brazo con el que me cogía. Su otra mano se encontraba sobre la cama para no aplastarme. De pronto se quedó parado mientras observaba mis ojos, yo sonreí con vergüenza y él miró mis labios. Oh no.
Notaba su cuerpo encima del mío y la verdad, no voy a mentir, me sentía algo… excitada sí. Se podía oír a Cheeto hablar des del comedor por teléfono,
- ¿Vah a borrah la foto? –dijo Mangel por fin.
- Amg, depende. –dije mirando hacia arriba.
- ¿Depende de queh? –sonrió
- De cómo lo pidas. –le guiñé un ojo divertida.
Mangel dudó un momento en si hacer algo pero no se lo pensó mucho, de pronto bajó la mirada hacia mí y rápidamente me dio un beso que me pilló bastante por sorpresa. Hizo que yo le soltara el brazo y así el pudo subir su mano hasta la mía y cogerme el móvil.
Mangel se apartó lentamente de encima de mí y se sentó en la cama, abrió el móvil y me miró con cara de asesino. Tenía que poner una contraseña para poder desbloquearlo.
- ¡Já! –reí
- Así que ehtaba jugando conmigo eh. –sonrió. – Ya veremoh quien juega mejoh a que. –hizo su sonrisa y observó el móvil con detenimiento. Luego escribió algo y puso cara de asombro, no puede ser. – ¡Ohtia! Toma ya. –hizo una risa y me enseñó el móvil, lo había desbloqueado el cabrón. ¿Queréis saber la contraseña? Pues sí, era Mangel.
- No jodas. Ahora tengo que cambiarla… -reí con algo de nerviosismo mientras me sentaba a su lado.
- Se nota que me quiereh cebra. –sonrió mientras miraba las fotos que había hecho con el móvil.
- Uy si, te adoro vamos. –dije tirándome de nuevo sobre la cama, me puse la almohada sobre la cabeza.

De pronto noté una mano sobre mi barriga, Mangel la empezó a masajear. Reí porque me causaba cosquillas. Me destapé un momento la cara y lo vi observando mi tripa, estaba medio estirado, que mono. Me volví a tapar la cara y sonreí para mí, todavía se podía escuchar a Cheeto hablar. Mangel  levantó poco a  poco mi camiseta hasta por encima del ombligo y siguió masajeando mi barriga, luego dio un beso húmedo sobre esta. Levanté otra vez el cojín y el jugó con otros cojines que tenía Cheeto sobre la cama. Hundió la cabeza en ellos y luego me miró y rió. Me volví a tapar la cara y dejé que siguiera masajeando mi barriga, me estaba empezando a dormir.



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