Empieza reproduciendo esto: Gorilla
Nos quedamos uno del otro, yo tenía medio cuerpo escondido
detrás de la cortina. No me importara que él me viera la verdad.
- ¿Qué? –dije en tono vacilante. -¿Me ayudas o qué? –hizo
una torcida sonrisa y yo me senté en el suelo de la ducha. Cogió el jabón y
empezó a enjabonar mi pelo como si fuera una niña pequeña. Me hizo un masaje en
la cabeza que por poco no me duermo. Luego me aclaró el pelo con agua mientras
seguía masajeando.
- Ale. –dijo, pegué un pequeño salto ya que estaba medio
dormida. Me giré y lo miré con una sonrisa en la boca. Tenía toda la camiseta
mojada EHEM EHEM *tose.
- ¿Er cuerpo hace farta también? –rió picaro.
- Eh… no, marrano. La niña ya puede solita. –le guiñé un
ojo.
- Vengah. –rió cerrando la puerta de la ducha. Se esperó
fuera un rato mientras me enjabonaba y seguía cantando Gorilla, cuando acabé me
ayudó a levantarme y me envolvió en el albornoz mientras fregaba sus manos
arriba y abajo contra mis hombros para que no pasara frío. Me giré lentamente
hacía él y levantó mi barbilla e hizo que lo mirara.
- ¿Lo veh? Si eh que si no estoy yo no sabeh hacer nah.
–sonrió
- Gracias. –le devolví la sonrisa.
Se acercó lentamente a mí cuando de pronto la canción se
cambio por esta: Tsunami y se alejó de mi de golpe y empezó a saltar.
- ¡A A A A A A A A AA A A A Alexby! –gritó. Coloqué mi mano
sobre mi cara y empecé a reír. Salí de la ducha con el albornoz encima y fui hacía
mi habitación. Mangel me siguió mientras daba saltos y cantaba. Intentaba
llamar mi atención.
- No, no. –reí girándome para no verlo. Se volvió a poner
delante de mí y así varias veces. Se puso delante de mí y me cogió por la
barbilla, me aparté.
- ¿Queh? –rió
- Ahora no tengo ganas. – tengo muchísimas. Hice ver que
estaba enfadada.
- ¡Joh! –se quejó volviéndose a poner delante de mí.
- ¿Te puedes salir para que me vista? –vacilé levantando una
ceja.
- ¿Y si no me dah la ganah? –apoyó su mano sobre la puerta
de mi armario.
- Pues me voy yo. –dije corriendo hacia el baño y encerrándome
dentro.
- Pueh no tieneh ropa con que vestirte ¿sabeh? –dijo él al
otro lado de la puerta.
- Pues también es verdad. –abrí la puerta de golpe y Mangel
casi se me cae encima. Corrí hacia mi habitación y abrí rápidamente el armario
y cogí algo de ropa que pillé por ahí. Fui a cerrar la puerta de la habitación
pero él se encontraba de nuevo apoyada sobre esta.
- Ehém- tosí
- Ehém. –tosió él también.
-¿Tengo que meterme en el armario para vestirme?
- Pueh no sé. En Narnia hace mucho frío ¿sabeh? –reí ante
ese comentario.
Nos aguantamos la mirada, hice una cara como si hubiera visto un monstruo detrás de
Mangel y solté un grito. Siempre me funcionaba con Laura.
- ¡Willyrex! –grité. Mangel se giró de golpe y soltó un grito
también, aproveche para colarme y meterme en el baño.
- Ya claroh. –dijo detrás de la puerta. –menuda túh.
- Te ha asustado eh. –dije saliendo del baño ya vestida con
el pijama (que me costó lo suyo ponermelo). Me dirigí a la habitación y me
cogió por la mano, haciendo que yo diera un giro vagamente hasta él. Lo miré con la cara medio
zombificada y me tiré sobre el sofá, empujándolo conmigo. Encendí la tele y estiré
los pies sobre su regazo, bostezando vagamente. Él me observó curioso como si
pensara: Que persona más vaga por dios.
Le di suave con el pie en la cara, sonrió y se inclinó para darme un
beso. Pero lo aparté poniendo la mano contra su cara.
Volvió a mirarme y puso cara de pena.
- No me sirve esa cara de tigre abandonado. –subí una ceja.
Él insistió poniendo la cara de nuevo.
Bufé y lo cogí por la
sudadera inclinándolo hacia mi cuerpo. Lo besé e hizo una sonrisa victoriosa.
- Sht, esa sonrisa no me la pones tú a mí eh. –dije
- ¿Por queh? –le salió un gallo en la voz.
- Por qué no hace falta que la pongas, solo… no la saques y
ya está. –sonreí
Hizo una risa. Vale, este hombre tiene un problema.
- ¡La sonrisa hombre! La sonrisa. Que eres un malpensao.
- Oh ¡Pero sí has sio tú que tas pensao que yo me malpensao!-
Hizo cara de inocente.
Solté una carcajada. Escuché la puerta abrirse y Mangel se
sacó rápidamente de encima de mi cuerpo. Disimulamos mientras mirábamos la
tele. Mangel se fijó en mi brazo y me tapó con una manta que había sobre el
sofá. Mi madre entró y nos vio.
- Hola Mamá. –me levanté rápidamente, me aguanté la manta bien y la
saludé. – Este es Mangel… mi –pensé un momento.
- Sí, me acuerdo de Mangel. –sonrió mi madre saludando a
Mangel, que este se levantó del sofá.
- ¿Sé puede quedar?
-le dije a mi madre.
- Claro. –sonrió, me pareció raro verla tan simpática con
todo hoy. -¿Queréis cenar algo?
- Sí por favor. Me muero de hambre. –dije tocándome la barriga.
Fui a la habitación con Mangel mientras esperábamos a que
estuviera lista la cena. Mangel me ayudó a ponerme algo para tapar lo del
brazo. Me colocó una chaqueta encima que me cubría todo el brazo.
- Si te poneh guanteh se notaráh demasiao.
- Ya –reí. –Me pondré
las manos en los bolsillos o algo. –sonreí. Me rugieron las tripas en ese
momento y Mangel me miró raro.
- Vayah, llevah un tigre ahí dentro.
- A que ahora me has embarazado. –reí
Mi madre nos llamó para cenar. Nos sentamos en la mesa y yo
disimulé lo del brazo, menos mal que era el izquierdo y no el derecho. Mi madre
estuvo sacando temas de conversación con Mangel.
- Se pasaba el día mirando vídeos tuyos. –recordó para mi
bien.
- Mamá. –tosí. Mangel soltó una pequeña carcajada.
Acabamos de cenar y mi madre se fue a su cama, Mangel y yo
nos quedamos en el sofá viendo una película. Yo estaba distraída mientras
pensaba en que pasaría con Yamir. ¿Qué sería de él? Lo tendría que denunciar,
pero… no tengo pruebas. Las marcas de mi cuerpo las puede haber hecho
cualquiera. ¿Y si estaría molestando a mi madre de por vida? O peor. Cómo se
atreviera a tocar a mi madre vamos… se liaba. Tendría que decírselo a mi madre…
aun que a saber cómo se lo toma. Mudarse no puede mudarse.
Mi cabeza estaba a punto de explotar con tanto pensar, así
que me dormí entre los brazos de Mangel.
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