De pronto le sonó el móvil y lo miró.
- Que ioputah que sois –rió. Le cogí el móvil, salía la foto
que nos habíamos hecho Rubius y yo con su cara pintada.
Rubius la había colgado
en Twitter y en la descripción ponía: USTÉH ESTA DORMIDITO @mangelrogel y salía
mi twitter. PROBLEMAS.
- ¡Noo! ¡Mi twitter no! Ahora me van a matar a
notificaciones y denuncias por spam.
- ¿Eh que no puedeh ser una amiga?
- Fan girls Mangel, Fan girls. –la verdad, yo entiendo a
esas personas. Pero ahora Rubius la ha cagado poniendo mi twitter.
- Bah, que se pireh ya. Te tiene que dar iguá.
- No, no medaiguá Mahe. –reí. –Ahora me la tendré que poner
privada o algo. –Nos quedamos un rato en
silencio mientras la película seguía, Mangel empezó a acariciar mi pierna.
- Oye Mangel. –sonreí.
- Dígame usté. –giró la mirada hacía mi.
- ¿Creías que era yo la de esta mañana? – reí
- ¿Er cuando?
- Rubius te tocó los labios y susurraste mi nombre. –empezó
a reír y se cubrió la cara con ambas manos. Me senté junto a él ya que estaba
estirada. - ¿Sí o no? –reí
- Ehtaba despierto, lo hice pa seguí la broma- rió.
- Ya claro. Te gustó ese beso eh tigre. –hice como Rubén,
levanté una ceja y puse cara pervertida.
- Hombreh, como olvidarlo. –me sonrió. OMG.
-Lo mismo te digo. –sonreí también.
Nos quedamos mirando durante unos segundos. Pasó su mano por detrás de mi nuca, me acercó
hacia el lentamente y nos volvimos a besar. OMFG, como me gustaba ese
asqueroso. Me coloqué encima suyo mientras nos besábamos, god, bajó sus manos a
mi cintura y yo puse mis manos bajo su camiseta, su cuerpo estaba caliente.
Pude escuchar como soltó un pequeño gemido ronco, joder…JODER.
Nos seguíamos besando y no sé si esto acabaría a más o
no, solo sé que mataría a la persona que
hizo uno de los sonidos más molestos del mundo, y no me refiero al de un globo
si no al sonido del timbre.
- Me cago en toh… -se quejó Mangel.
- Mataré a la persona que esté detrás de la puerta. –me
levanté algo molesta a abrir la puerta. Mangel se colocó un cojín sobre el
pantalón, oh mai gá.
Abrí la puerta y encontré a la vecina con Lou en brazos.
- Se ha vuelto a colar por el balcón hija, ten cuidado. –me
entregó a Lou.
- Oh, lo siento, me he quedado dormida y me he dejado las
ventanas abiertas. Gracias Concha. –escuché como Mangel soltaba una risa,
sonreí a Concha y cerré la puerta dejando a Lou en el suelo. Me giré hacia
Mangel y me hizo LA sonrisa torcida. Digo LA por qué es tan única…
- ¿Ca pasao?
- El gato, que se ha
colado en el balcón de la vecina. –volví a coger a Lou y lo puse sobre el sofá,
luego fui a cerrar las ventanas.
Me senté al lado de Mangel y coloqué mis pies sobre el cojín
que tenía sobre el pantalón. Reí ante la cara que puso cuando los puse encima.
Tenía un bulto ahí abajo, joder. Le agarré la mano y entrelazamos los dedos,
luego hundí mi cabeza en el hueco de su cuello y lo besé.
- Oye. –dijo el soltando una risa.
- Dime. –le volví a besar.
- ¿En que piensah todo el rato?
- ¿Eh? –dije apartándome de él y mirándole a los ojos.
- Lo que mah dicho por Wazzá. –sonrió.
- Lo deberías saber, adivino. –sonreí y volví a poner la
cabeza en su cuello.
- Díganmelo no más. –dijo con el acento Mexicano, subí de nuevo la mirada y puse mi nariz bajo
la suya.
- En un tigre muy marvado. –sonreí.
Mangel acarició mi nariz con la suya, parecíamos como leones
restregándose.
- Entonceh tenía yo razón. –sonrió sin dejar de acariciarme.
- Exacto. –le besé la barbilla. - ¿Y usté en que piensa?
- En que tengo una polla que no me la merezco. –dijo
cantando.
- No la cagues Mangel. –reí.
Mangel rió y miró hacia un lado, luego me volvió a mirar a mí.
Parecía que estuviera nervioso y todo, que monada. Subió sus ojos hacia los míos y se puso más
serio, pero sin dejar de sonreír dijo:
- En ti.
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