Abrí los ojos, me encontraba abrazada todavía a Mangel, con
las sabanas enrolladas en nuestras piernas. Sonreí al recordar esas palabras
que me dijo Mangel: “Te quiero.” No lo había dicho como lo dice siempre como
amigo. Si no que iba enserio.
Miré a Mangel que seguía dormido.
Como de costumbre Lou
entró por la habitación e hizo ese maullido de buenos días que siempre hacía.
Lo cogí y me mordió el dedo.
- Mamón. –susurré dándole un beso en la cabeza.
Lo coloqué sobre el pecho de Mangel, Lou caminó hacía su
cara y lamió su nariz. Mangel abrió los ojos y se asustó, haciendo que Lou
saltara al suelo. Mangel se giró hacia mi todavía con cara de susto, pero al
verme sonrió y cerró otra vez los ojos.
- Mahe. –dije peinando su pelo.
- ¿Hmm? –dijo con la vagancia más grande del mundo.
- Yo también te quiero. –abrió los ojos y me miró. Se movió
como pudo y me dio un beso en la frente. Nos quedamos un rato más empanados y
creo que Mangel se volvió a dormir. Me levanté, me puse la camiseta de Mangel y
me dirigí al baño. Me lavé la cara y al terminar me miré al espejo, hice una
sonrisa para mí.
Salí y me dirigí a la cocina, le puse de comer a Lou y luego
me cogí un bol con leche y le puse Choco Krispies, me dirigí al salón cuando
escuché el sonido de la puerta. Sería Concha o algo, pero ella sabe que estoy
en casa… ¿Quién coño será?
Dejé el bol sobre la mesa y me puse delante de la puerta. Alguien
abrió la puerta despacio, entonces, la chica de pelo moreno oscuro y ojos
marrón verdoso asomó la cabeza por la puerta.
Laura me vio y se adelantó hacia
mí, nos abrazamos. Empezamos a llorar, joder otra vez no. Se me acabarán las
lágrimas, aun que ella siempre estaba ahí para ayudarme en lo que fuera.
- Lo siento por no llegar antes tía, he tenido que escaparme
de mis padres y he pillado el primer
vuelo yo sola. –sollozó.
- ¿Qué dices enserio?
-me limpié las lágrimas de la cara.
- Claro coño.- sonrió como pudo.
De pronto escuché unos pasos a mi espalda. Me giré de golpe
y Mangel se encontraba en la puerta del comedor, con la ropa interior puesta
mientras se frotaba los ojos con ambas manos.
- ¿Qué pasah tanto jaleo? –vio a Laura -Hombreh… -se adelantó hacia nosotras y nos
abrazó a las dos. Se separó y dejó su brazo reposando sobre mi hombro.
- Uy. ¿Qué ha pasado aquí? -Laura nos miró con una cara
divertida.
- Que te den –le di un golpe flojo en la cara.
- No, no ya me estáis contando cuando es la boda. –sonrió.
Mangel me miró y puso la mirada hacia arriba.
- Anda. ¿Queréis algo para desayunar? –me dirigí a la cocina
cuando Lou salió por la puerta.
- ¡Colita! –lo cogió Laura. Por cierto, se me había olvidado
mencionar que Lou tiene la cola torcida, por eso será que nadie lo quería
adoptar. Pero bueno, la gente es gilipollas. Laura lo llamaba colita por eso,
aun que el nombre sonaba irónico.
Cogí unos boles, leche y unos cereales sin chocolate. Laura
ODIA el chocolate, es… raro sí, al menos para mi que me encanta. Me dirigí al comedor y vi a Mangel y Laura
poniendo mi manta sobre Lou y jugando con él. Dejé los boles en la mesa y
encendí la televisión. Estaban dando el príncipe de Bel-Air, y como no daban
nada más interesante lo dejé. Como me encantaba esa serie.
Mangel empezó a rapear la canción del principio a su manera:
- Ahorah escucha la historia de Usté –señaló a Lou, que este
le maulló. –jojijojiijoijoij- empezó a hacer el subnormal.
- Tú eres mu tonto. –me senté junto a él y Laura.
Acabamos el desayuno mientras Mangel tuiteaba cosas y
hablaba por WhatsApp, perdón WAZZÁ con Rubius. Comentó que parecía un poco más
soso de lo normal.
- ¿Queréis hacer algo? –propuse.
- Yo tengo que ir a editah un rato, y a vé que le pasa a
este. –señaló el móvil refiriéndose a Rubius. – Si quereih venih…
- Venga. –sonreí. - ¿Tu te vienes niña? –miré a Laura que
esta asintió.
Mangel y yo nos fuimos a cambiar mientras Laura estaba con
Lou. Se supone que Mangel se cambiaría en el baño, digo se supone porque
mientras me estaba cambiando la camiseta alguien dijo a mi espalda:
- DALE CALOH. –me giré y estaba el con sus pantalones
puestos.
- Marvado pervertido. –le sonreí y le lancé la camiseta, me
puse una mía y cogí la sudadera de Boston, se tenía que lavar ya pero… ME LA
JUEGO. Ya le robaré alguna más.
Salimos y dejé una nota en la puerta para que Concha viera
que no estaba, en la calle nos dirigimos hacía casa de Mangel cuando alguien
pito con el coche, me giré y era Cheeto.
- ¡Cheeto guapo! –grité, este me saludo.
- ¡Sheeto ioputa! –gritó Mangel, y Cheeto le sacó el dedo
mientras saludaba.
Seguimos andando mientras cantábamos tonterias.
Llegamos a casa y Mangel abrió la puerta, me dirigí a la
habitación de Rubén, asomé la cabeza por la puerta y lo vi mirando el móvil
seriamente.
- ¿Qué haces muyayo? –le sonreí. Me miró un momento y volvió
la vista al móvil, tenía los ojos hinchados y rojos. Estaba llorando.
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