- Buenoh que me tengo que ir a editah un rato, vosotras como
si fuerah vuestra casa. –Laura y yo nos miramos.
- Tenemos que llamar a Tamara. –dijimos a la vez. Telepatía,
típico nuestro.
Saque el móvil y nos sentamos en el sofá con Rubius, marqué
el numero y puse altavoz. Sonaron tres pitidos hasta que lo cogió.
- ¿Si? –sonaba la voz dormida.
- Oye croqueta. ¿Qué coño haces durmiendo a estas horas?
- Tía, estaba con Mario.
¿Mario? –miré a Laura que esta tenía la misma cara que yo.
- El de Zoo. –rió Tamara hablando en voz baja.
- ¡Dale calor muyaya! –gritó Rubius cogiendo mi móvil.
- Subnormal. –reí.
- Oye, que me han contado que estás de mamoneo con Mangel
eh. –empezó a reír, hice una mirada asesina a Rubén.
- ¿Qué dices? Anda anda. –reí. – Mira con quien estoy. –le
pasé el móvil a Laura.
- ¡Fea! –gritó por el móvil.
- Lau! –dijo Tamara emocionada. -¿Cómo es que has llegado
antes?
- Pues mira, que me he escapado de mis padres.- sonrió
Laura.
- Malota. –rió Tamara.
- ¿Hoy pasarás el día con Mario? –dije yo.
- Que va, tengo el día libre, os puedo dar mamoneo solo para
ustedes.- rió Tamara
- ¡Si nena! –volvió a gritar Rubius
- Menos para ti Rubén, fuiste malo conmigo. –dijo Tam
- ¡Joo! –se quejó el.
- ¿Ni un poquito?
- Bueno venga, un poquito. –rió Tamara
- Bueno. ¿Esta tarde quedamos? –dijo Laura
- ¡Claro!
- Bien, podéis venir a mi casa que no hay nadie.
- Uuh! –susurró Tamara en forma de victoria.
- ¿Por qué hablas tan bajo? –reímos Laura y yo.
- Que lo tengo aquí al lado. –rió ella
- Bueno te dejamos con tu señorón Mario Bros. Hasta luego.
- Hasta lueguito. -rió ella.
Colgamos el móvil y nos quedamos un rato viendo la televisión, notaba a Rubius
algo serio, y es que coño, es duro eso. Se dirigió al balcón y sacó un
paquete de cigarros del bolsillo de su chaqueta y empezó a fumar. Se le notaba
la depresión encima, aun que hacía el esfuerzo de sonreír.
Lo miré y observé cómo se fijaba en cada detalle que había
fuera, el cielo seguía oscuro con algunas nubes, y todavía estaba todo húmedo
por la lluvia. Se giró un momento y me miró, sonrió para mi e hice lo mismo.
Luego él miró a Laura, que esta se dio cuenta y se levantó dirigiéndose a él.
Laura salió al balcón y se apoyó en la barandilla junto a Rubén.
- ¿Quieres? –Rubius le ofreció un cigarro y esta lo cogió y
le sonrió.
Me acerqué a ellos y puse mi mano sobre la nuca de Rubius.
- ¿Y tu muyaya? –señaló la caja de cigarros.
- Sabes perfectamente que no soy masoquista. –le sonreí,
siempre le hacía esa broma, ya que no soy de tabaco ni nada, lo considero una
tontería y fin. Rubius soltó una risa y pasó su mano por mi cabeza.
- Bueno, me voy a ver cómo va el otro. –sonreí señalando con
la cabeza la habitación de Mangel. Rubius me miró divertido e hizo un movimiento
con la cadera mientras cantaba “Dale calor muyaya”.
Le saqué la lengua y me
dirigí a la habitación de Mangel.
Llamé a la puerta, se escuchaba algo de música dentro.
- Pasen no más. –dijo él desde dentro. Asomé la cabeza por
la puerta y Mangel giró la mirada hacía mi y sonrió al verme.
- Hola. –sonreí entrando y sentándome en la silla donde me
había sentado hace dos días.
- Muy buenah. –sonrió volviendo la vista a la pantalla.
–Ehtoy buscando música pal videoh. ¿Me quiereh ayudah?
- Por supuesto. –me acerqué más a él moviendo la silla y
bueno, la suerte sigue sin estar de mi lado. El culo de la silla se partió y me
quedé casi atrapada en la silla.
Empecé a reír y Mangel estaba casi por los suelos, me ayudó
a salir del hueco y me cubrí la cara con las manos mientras lloraba de la risa.
- Dios que patética soy. –reí
- Es Rubiuh, que se pone a haceh el dinosaurio y salta sobre
la silla. –se volvió a sentar en su silla y dio palmadas sobre su regazo para
que me sentara, me senté y él pasó sus manos envolviendo mi cintura y las puso
sobre el teclado del ordenador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario