martes, 22 de octubre de 2013

Capítulo 15

- Buenoh que me tengo que ir a editah un rato, vosotras como si fuerah vuestra casa. –Laura y yo nos miramos.
- Tenemos que llamar a Tamara. –dijimos a la vez. Telepatía, típico nuestro.
Saque el móvil y nos sentamos en el sofá con Rubius, marqué el numero y puse altavoz. Sonaron tres pitidos hasta que lo cogió.
- ¿Si? –sonaba la voz dormida.
- Oye croqueta. ¿Qué coño haces durmiendo a estas horas?
- Tía, estaba con Mario.
¿Mario? –miré a Laura que esta tenía la misma cara que yo.
- El de Zoo. –rió Tamara hablando en voz baja.
- ¡Dale calor muyaya! –gritó Rubius cogiendo mi móvil.
- Subnormal. –reí.
- Oye, que me han contado que estás de mamoneo con Mangel eh. –empezó a reír, hice una mirada asesina a Rubén.
- ¿Qué dices? Anda anda. –reí. – Mira con quien estoy. –le pasé el móvil a Laura.
- ¡Fea! –gritó por el móvil.
- Lau! –dijo Tamara emocionada. -¿Cómo es que has llegado antes?
- Pues mira, que me he escapado de mis padres.- sonrió Laura.
- Malota. –rió Tamara.
- ¿Hoy pasarás el día con Mario? –dije yo.
- Que va, tengo el día libre, os puedo dar mamoneo solo para ustedes.- rió Tamara
- ¡Si nena! –volvió a gritar Rubius
- Menos para ti Rubén, fuiste malo conmigo. –dijo Tam
-  ¡Joo! –se quejó el. - ¿Ni un poquito?
- Bueno venga, un poquito. –rió Tamara
- Bueno. ¿Esta tarde quedamos? –dijo Laura
- ¡Claro!
- Bien, podéis venir a mi casa que no hay nadie.
- Uuh! –susurró Tamara en forma de victoria.
- ¿Por qué hablas tan bajo? –reímos Laura y yo.
- Que lo tengo aquí al lado. –rió ella
- Bueno te dejamos con tu señorón Mario Bros. Hasta luego. 
- Hasta lueguito. -rió ella. 

Colgamos el móvil y  nos quedamos un rato viendo la televisión, notaba a Rubius algo serio, y es que coño, es duro eso. Se dirigió al balcón y sacó un paquete de cigarros del bolsillo de su chaqueta y empezó a fumar. Se le notaba la depresión encima, aun que hacía el esfuerzo de sonreír.
Lo miré y observé cómo se fijaba en cada detalle que había fuera, el cielo seguía oscuro con algunas nubes, y todavía estaba todo húmedo por la lluvia. Se giró un momento y me miró, sonrió para mi e hice lo mismo.




 Luego él miró a Laura, que esta se dio cuenta y se levantó dirigiéndose a él. Laura salió al balcón y se apoyó en la barandilla junto a Rubén.
- ¿Quieres? –Rubius le ofreció un cigarro y esta lo cogió y le sonrió.
Me acerqué a ellos y puse mi mano sobre la nuca de Rubius.
- ¿Y tu muyaya? –señaló la caja de cigarros.
- Sabes perfectamente que no soy masoquista. –le sonreí, siempre le hacía esa broma, ya que no soy de tabaco ni nada, lo considero una tontería y fin. Rubius soltó una risa y pasó su mano por mi cabeza.
- Bueno, me voy a ver cómo va el otro. –sonreí señalando con la cabeza la habitación de Mangel. Rubius me miró divertido e hizo un movimiento con la cadera mientras cantaba “Dale calor muyaya”.



Le saqué la lengua y me dirigí a la habitación de Mangel.
Llamé a la puerta, se escuchaba algo de música dentro.
- Pasen no más. –dijo él desde dentro. Asomé la cabeza por la puerta y Mangel giró la mirada hacía mi y sonrió al verme.
- Hola. –sonreí entrando y sentándome en la silla donde me había sentado hace dos días.
- Muy buenah. –sonrió volviendo la vista a la pantalla. –Ehtoy buscando música pal videoh. ¿Me quiereh ayudah?

- Por supuesto. –me acerqué más a él moviendo la silla y bueno, la suerte sigue sin estar de mi lado. El culo de la silla se partió y me quedé casi atrapada en la silla.
Empecé a reír y Mangel estaba casi por los suelos, me ayudó a salir del hueco y me cubrí la cara con las manos mientras lloraba de la risa.


- Dios que patética soy. –reí
- Es Rubiuh, que se pone a haceh el dinosaurio y salta sobre la silla. –se volvió a sentar en su silla y dio palmadas sobre su regazo para que me sentara, me senté y él pasó sus manos envolviendo mi cintura y las puso sobre el teclado del ordenador.

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