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No soy madrugadora para nada. Pero desperté gracias a Cody,
que de buena mañana se puso a lamerme la cara. Laura y Tamara seguían
durmiendo, me dirigí al baño y me lavé
la cara. Estaba asquerosa, llena de sudor y olor a perro. Me di una ducha sin
permiso de Laura, aun que sabiendo cómo es ella no hacía falta preguntarle. Y
luego le cogí algo de ropa prestada. Si, ahora vivo con ropa de los demás, que
bonito.
Me dirigí al balcón de Laura, estaba lloviendo, dios como me
encanta la lluvia. Creo que ya lo dije. Cogí el móvil y marqué un número, casi
no sonó ni un pitido cuando lo cogieron.
- ¿Cariño?
- Hola mamá. –sonreí al móvil.
- ¿Cómo te encuentras?
- Mejor… mis amigos me están ayudando mucho…
- Que bien cielo. Me alegro.
- ¿Y tú cómo estás?
- Pues… estando cariño, estando. –bufó. – Escucha, cuando
puedas pásate por aquí que te tengo que explicar una cosa.
- Está bien, en un rato estoy ahí.
- Está bien. –su voz sonaba débil
- Te quiero- sonreí
- Y yo a ti cariño. –en efecto, yo nunca he tenido problemas
con mi madre y siempre me llevo de perlas con ella. Colgué el teléfono y me
quedé observando cómo caían las gotas de agua.
- ¿Estás bien? –dijo alguien a mis espaldas. Me giré de
golpe y por poco no me da un infarto.
- No me metas esos sustos de muerte coño. –reí
- Ah, eso por los que me disteis ayer vosotras. –Laura salió
al balcón. –Coño que frío. –se colocó
una manta encima y se puso a mi lado. Nos quedamos un rato calladas. Caían diminutas
gotas, pero que casi no se notaban.
- ¿Te vas ya? –dijo ella.
- Sip, ayudaré a preparar la comida.- dije señalando el
móvil.
- Está bien, puedes dejar a Lou aquí si quieres.- sonrió.
–Ya lo cuido yo.
- Pero si te encanta que te lo deje. –reí
- Ya lo sabes. –dijo sacando una magdalena y dándole un
mordisco. Sacó otra de la bolsa que llevaba y me lanzó una. – Toma muerta de
hambre, que llevas una cara de zombie increíble.
- Ya lo sabes. –la imité abriendo el envoltorio de la
magdalena y dándole un mordisco. Nos terminamos cada una su madalena. – Bueno,
que ya me voy. Dile a Tam que es una mahara y que nos vemos. –sonreí.
- Okey nena. –se giró y me dio un abrazo. Lou y Jack
aparecieron por la puerta, cogí a Lou y le di un beso en la cabeza,le entregué
a Laura que lo envolvió en su manta. Luego pasé la mano por las orejas de Jack
y este maulló. Bajé y vi a Tamara durmiendo en el sofá espatarrada con Cody al
lado, reí ante esa escena.
- ¿Nos llamamos? –dijo Laura lanzándome un paraguas.
- Nos llamamos. –le guiñé un ojo. – Oye la ropa ya te la
devolveré que la mía estaba to cerda. –reí
- Tranquila, cuando quieras. –sonrió - Adiosito.
- Adiosito. –abrí la puerta y me fui escaleras abajo.
Ya en la calle, cogí un bus para poder ir a casa de mi
madre. Estaba vaga y no me apetecía para nada caminar. Me senté al lado de la
ventana como siempre y me puse los auriculares. Empezó a sonar esto:
De Bruno Mars. Esa canción me tranquilizaba mucho, y más ahora si estaba
lloviendo.
Me fije en las gotas de agua que caían por el cristal, empecé una carrera de gotas de agua. Eso siempre me divertía, una de las gotas cayó de golpe y se convirtió en ganadora, reí para mi.
Me fije en todo lo exterior, el cielo con nubes tintadas de
color gris casi negras, los suelos mojados de las calles, las hojas de los
árboles mojadas por la lluvia… Casi podía sentir el olor a humedad que tanto me
encantaba. No dejaba de pensar en
Mangel, por algún motivo el no salía de mi cabeza. Me estaba casi durmiendo cuando sentí que
alguien me apartaba el pelo de la oreja y lo colocaba detrás de esa. Fue un
acto reflejo, me giré de repente asustando a la persona que me lo estaba
haciendo. Vi unos ojos color café y LA sonrisa.
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