Entramos en mi pisito, hace poco vivía con mis padres y mis
hermanos en nuestra casa. Pero cuando pasó lo de mi padre, o sea, hace nada. Me
alquilé este piso.
Lou, mi gatito rallado, entró solo escuchar la puerta. La
vecina siempre me lo cuida cuando estoy fuera, lo gracioso es que esa vecina es
mi antigua vecina de la otra casa y es la que me ha alquilado el piso. Es buena
señora, no como la vecina de Rubén y Mangel. Mangel cogió a Lou en brazos.
- Cuidao que muerde más que Raspy. – la verdad es que pega
unos bocados inmensos, al menos a mí. A Mangel no. - Mamón que ahora no muerdes
eh. –le acerqué la mano a la barriga y me mordió suavemente el dedo.
- JA JÁAAAAA. –rió Mangel. - ¿Cómo se llama? –sonrió.
-Lou. –le dije.
- ¡Es grasioso por que se parece a Loulogio!
- Pues también es verdad. –reí. –Me voy a duchar, si quieres
algo cógelo de la nevera. –sonreí.
Mangel se sentó en el
sofá con Lou. Yo entré en mi cuarto a coger algo de ropa para la noche, salí un
momento al comedor donde estaba Mangel y fui a la nevera, cogí una lata de Coca
Cola, no me gusta mucho la verdad. Pero la tenía porque a mi vecina le gustaba.
Se la lancé a Mangel.
- No me habíah avisao que teníah una nueva casa. –dijo él
abriendo la lata.
- Lo sé, es que la alquilé hace nada.
- Pue mu bonica ta quedao. –reí, luego entré en la ducha
mientras Mangel se ponía la televisión.
Terminé de ducharme y
me puse la toalla sobre el cuerpo y otra me la enrolle en la cabeza. Iba a
coger la ropa que se supone que yo traía en la mano. Mierda. ¿Dónde coño
estaba? Abrí la puerta y corrí rápidamente con cuidado de no caerme hacía mi
habitación, no estaba. De pronto caí, la había dejado sobre la mesa de la
cocina. Me cago en todo.
Estaba decidiendo que hacer cuando me vino una idea a la
cabeza.
- Mangel tápate. –dije desde la puerta.
- ¿Por qué me tengo que tapá?
- Hazme caso, tapate. –dije asomando mi cabeza por la
puerta.
- Ehta bien Marge Simpson. –rió él y se cubrió los ojos con
la manga de su chaqueta.
- Júrame que no miras. –dije divertida.
- Lo juro. –rió el cogiendo a Lou y poniéndoselo delante de
la cara.
Sin pensarlo pasé rápidamente por el comedor hacia la
concina. El colmo sería que me cayera. Cómo dije antes, la suerte no está de mi
lado hoy. Me resbalé y caí OTRA VEZ de culo, pero estaba ya en la cocina, así
que Mangel supongo que no vio nada.
- ¿CA PASAO?
- ¡NI SE TE OCURRA MIRAR MANGEL! –grité riendo. Lou pasó
corriendo por todo el comedor, asustado.
- ¿Te ayudo?
- Puedo yo, tranquilo. –me estaba riendo mientras decía eso.
Seguía con la toalla encima por suerte, me levanté y cogí la ropa. Volví
despacio hacia el baño, Mangel seguía tapado y riendo. Estaba a punto de llegar
a la puerta cuando escuché risas a mi espalda, me giré y con cara de asesina vi
que Mangel me miraba. Le tiré la ropa que llevaba en la mano a la cara.
- ¡MANGEL! –reí.
Recogió la ropa que había por todo el suelo. Perfecto, le
acababa de tirar el vestido, la ropa interior y todo junto. Él rió al ver la ropa interior del Mickey que tenía.
-Oye marrano, deja eso. –sonreí. Se levantó y se acercó a
mí. Yo sujetaba mi toalla con toda la fuerza del mundo, me entregó la ropa y la
cogí con la otra mano. Me miró y puso una sonrisa torcida.
- No hagas eso hombre. –reí.
- ¿Er que? –dijo él.
- Poner esa sonrisa, me pone nerviosa. –la verdad es la
verdad. Mangel tiene algo que siempre me hace poner los pelos de punta.
Él solo volvió a sonreír, no me estaba mirando a los ojos no,
me estaba mirando a los labios. FAC, me estaba poniendo más nerviosa aún, paso
de que se me caiga la toalla delante de él.
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