Me abrazó como a mí me encantaba que me abrazaran, empecé a
llorar sobre hombro. Él solo me abrazaba con fuerza, sus abrazos me daban
seguridad, después de un rato, nos separamos y me acercó una silla para que me
sentara. Me senté mientras me limpiaba las lágrimas de la cara con un clínex
que estaba ya más arrugado que una pasa. Mangel puso su mirada en mis ojos
mientras con una mano agarraba la mía y me la acariciaba con el dedo pulgar.
- Era mu buen zagal. –sonrió. Cosas como estas, esos
pequeños comentarios me hacen sacar sonrisas y ayudan.
- Si que lo era. –tenia la mirada hacia el suelo y la
levanté hacia sus ojos castaños, le sonreí e intenté parecer lo más feliz que
pudiera.
Lo bueno de mí es que soy muy risueña, y por muchas cosas
malas que pasen, siempre sigo con la sonrisa en la cara.
Parece que tuvimos telepatía ya que entrelazamos nuestros
dedos a la vez. Sonreímos al hacer eso.
- Perdona que te haya llamado así de repente, necesitaba a
alguien que supiera sacarme una sonrisa y que aparte supiera dar los mejores
abrazos del mundo. Y creo que en esa lista estabas solo tú. –me hizo una
sonrisa que hizo que me derritiera por dentro.
- Tranquila, puedeh llamarme
cuándo quierah.
- Gracias Mangel. –no me gustaba nunca llamarlo por su
nombre “Miguel” no sé me sonaba demasiado formal.
- ¿Quiereh habla’ o quieres come’ ya?
- La verdad es que tengo un poco de hambre. –sonreí.
- Venga. –sonrió. -¡RUBIUH!
Se escucharon unos pasos y al segundo Rubén abrió la puerta.
- ¿QUE QUIERE USTÉ?
–dijo en tono gracioso a lo que yo reí.
- ¡Preparen la comida no más! –ya empezaban, cuando hablaban
de esa manera siempre me hacían soltar carcajadas.
- ¡No mamen más! Hoy la tenía que preparar usté. –dijo
Rubius señalando a Mangel y moviendo el dedo.
- ¡Pero tenemos visitas! –seguían con el acento y yo seguía
riendo.
- ¡Tiene usté rasón!
- ¡Váyanse! Fuerita de acá. –dijo Mangel sonriendo. Rubius
hizo esa risa tan… sensual que hace siempre. Se acercó y se sentó sobre Mangel, separó
nuestras manos e imitó el gesto de Mangel cogiendo la mía, entrelazando los
dedos. Mangel solo intentaba sacárselo de encima.
- ¡PAREN! –rió Rubius. -¿Qué te apetece para comer ______?
- Pues me da igual. –sonreí.
- Le da igual eh. –Rubius puso una cara pervertida y miró a
Mangel que este hizo lo mismo. –ya lo he pillado.
- ¡Oye Pervertidos! –empezaron a reír. – Pues venga, no sé
quiero algo sencillo que se haga rápido. Que tengo hambre ya. –me pasé la mano
por la tripa.
- ¡Marchando una pizza! –dijo Rubius levantándose y
dirigiéndose a la puerta.
- Menoh lento hombre. –se quejó Mangel pasando su mano por
mi tripa.
- ¿Qué queréis que ponga leche con cereales?
- No, puede hace macarroneh o argo así.
- Gñé, macarroneh o argo así. –dijo Rubius imitando a
Mangel.
- QUE TE PIREH YA. –Mangel lo echo fuera.
- ¿Qué te apetece escuchah música o juga a argún juego de
mientrah? –dijo dedicándome una sonrisa.
- Ahora me apetece música. –sonreí. Estuvimos escuchando un
poco de electro y Dubstep. Me alegran bastante. Mangel también puso canciones
mexicanas, a lo que vino Rubius y estuvimos haciendo el gilipollas un rato. Me
reí un montón, Rubius corrió hacia la cocina al recordar los macarrones que se
iban a quemar. Más tarde pusimos la mesa y empezamos a comer.
Durante la comida estuvimos hablando de muchas cosas, les
dije que me encantaban sus vídeos y que hacían muy buen trabajo. Ninguno sacó
el tema por el cual yo estaba tan mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario