domingo, 6 de octubre de 2013

Capítulo 2

Me abrazó como a mí me encantaba que me abrazaran, empecé a llorar sobre hombro. Él solo me abrazaba con fuerza, sus abrazos me daban seguridad, después de un rato, nos separamos y me acercó una silla para que me sentara. Me senté mientras me limpiaba las lágrimas de la cara con un clínex que estaba ya más arrugado que una pasa. Mangel puso su mirada en mis ojos mientras con una mano agarraba la mía y me la acariciaba con el dedo pulgar.

- Era mu buen zagal. –sonrió. Cosas como estas, esos pequeños comentarios me hacen sacar sonrisas y ayudan.
- Si que lo era. –tenia la mirada hacia el suelo y la levanté hacia sus ojos castaños, le sonreí e intenté parecer lo más feliz que pudiera.
Lo bueno de mí es que soy muy risueña, y por muchas cosas malas que pasen, siempre sigo con la sonrisa en la cara.
Parece que tuvimos telepatía ya que entrelazamos nuestros dedos a la vez. Sonreímos al hacer eso.
- Perdona que te haya llamado así de repente, necesitaba a alguien que supiera sacarme una sonrisa y que aparte supiera dar los mejores abrazos del mundo. Y creo que en esa lista estabas solo tú. –me hizo una sonrisa que hizo que me derritiera por dentro.





- Tranquila, puedeh llamarme  cuándo quierah.
- Gracias Mangel. –no me gustaba nunca llamarlo por su nombre “Miguel” no sé me sonaba demasiado formal.
- ¿Quiereh habla’ o quieres come’ ya?
- La verdad es que tengo un poco de hambre. –sonreí.
- Venga. –sonrió. -¡RUBIUH!
Se escucharon unos pasos y al segundo Rubén abrió la puerta.
-  ¿QUE QUIERE USTÉ? –dijo en tono gracioso a lo que yo reí.
- ¡Preparen la comida no más! –ya empezaban, cuando hablaban de esa manera siempre me hacían soltar carcajadas.
- ¡No mamen más! Hoy la tenía que preparar usté. –dijo Rubius señalando a Mangel y moviendo el dedo.
- ¡Pero tenemos visitas! –seguían con el acento y yo seguía riendo.
- ¡Tiene usté rasón!



- ¡Váyanse! Fuerita de acá. –dijo Mangel sonriendo. Rubius hizo esa risa tan… sensual que hace siempre.  Se acercó y se sentó sobre Mangel, separó nuestras manos e imitó el gesto de Mangel cogiendo la mía, entrelazando los dedos. Mangel solo intentaba sacárselo de encima. 
- ¡PAREN! –rió Rubius. -¿Qué te apetece para comer ______?
- Pues me da igual. –sonreí.
- Le da igual eh. –Rubius puso una cara pervertida y miró a Mangel que este hizo lo mismo. –ya lo he pillado.


- ¡Oye Pervertidos! –empezaron a reír. – Pues venga, no sé quiero algo sencillo que se haga rápido. Que tengo hambre ya. –me pasé la mano por la tripa.
- ¡Marchando una pizza! –dijo Rubius levantándose y dirigiéndose a la puerta.
- Menoh lento hombre. –se quejó Mangel pasando su mano por mi tripa.
- ¿Qué queréis que ponga leche con cereales?
- No, puede hace macarroneh o argo así.
- Gñé, macarroneh o argo así. –dijo Rubius imitando a Mangel.
- QUE TE PIREH YA. –Mangel lo echo fuera.
- ¿Qué te apetece escuchah música o juga a argún juego de mientrah? –dijo dedicándome una sonrisa.
- Ahora me apetece música. –sonreí. Estuvimos escuchando un poco de electro y Dubstep. Me alegran bastante. Mangel también puso canciones mexicanas, a lo que vino Rubius y estuvimos haciendo el gilipollas un rato. Me reí un montón, Rubius corrió hacia la cocina al recordar los macarrones que se iban a quemar. Más tarde pusimos la mesa y empezamos a comer.

Durante la comida estuvimos hablando de muchas cosas, les dije que me encantaban sus vídeos y que hacían muy buen trabajo. Ninguno sacó el tema por el cual yo estaba tan mal. 

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